Guerrero, el ‘9′ inacabable, vive una segunda juventud en el fútbol. Ha vuelto a nacer cuando lo daban por muerto. Con huevos, con experiencia, con jerarquía, con todas esas virtudes que lo pintan de cuerpo entero, Paolo supo demostrar su vigencia en la exigencia. Porque es difícil para un futbolista mantenerse a esa edad y competir como lo hizo el peruano. En Liga de Quito le dieron la confianza que le quitaron meses atrás en Racing. Y él respondió en la cancha, siendo ese jugador determinante en ataque al que todos respetan y muchos admiran.
Cuando estuvo en Racing, Paolo no se sintió valorado ni querido. Vivió días buenos, pero no suficientes para quedarse más tiempo. Sentirse entero físicamente y atrapado en la banca de suplentes con Gago hizo que su salida del club de Avellaneda fuese más sencilla. Y justo allí, cuando puso punto final a esa tormentosa historia, recibió el llamado de Zubeldía. Aquella conversación lo marcó. Esa confianza que el técnico le mostró no la había sentido antes. Lo valoraron, lo quisieron y él no pudo negarse. El tiempo le dio la razón, porque Guerrero pudo demostrar que no se equivocó y quienes lo mataron ayer lo idolatran hoy.
El fútbol es así, da y quita de acuerdo en el tiempo. Pero también se acuerda y es agradecido de quienes le dieron todo. Y Paolo es uno de ellos. El peruano pasó momentos difíciles con la suspensión por doping, sus lesiones a la rodilla y la convivencia con la frustración tras retornar a la actividad. Pero fue el guerrero de siempre, aquel que aguanta la adversidad como lo hace con los defensores de espaldas al arco. Se perdió la final de la Sudamericana en el 2017 con Flamengo, pero hoy le tocó salir campeón con Liga de Quito.
Y si de eso se trata, Paolo puede estar orgulloso de lo que cosechó. A sus 39 años, es uno de los jugadores más veteranos en conseguir un título continental. Lo hizo en la etapa final de su carrera, callando a quienes le quitaron la confianza y lo dieron por retirado. Guerrero está para jugar el tiempo que quiera, para divertirse en el fútbol sin demostrar nada más de lo que ya es. Es un ganador, un ejemplo a seguir y el orgullo del Perú. Y mientras él se sienta bien consigo mismo, que nunca falte en la selección.
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