22/11/2024

Marcona Wind Trail, entre las dunas y el mar: ¿Cómo es correr con la experiencia de la naturaleza al máximo?

Hace un año

Marcona Wind Trail, entre las dunas y el mar: ¿Cómo es correr con la experiencia de la naturaleza al máximo?

Una vez al año, al sur de Lima, corredores de todas las edades y de distintas partes del Perú y el mundo se reúnen para correr entre cuestas, acantilados, accidentes geográficos y al lado del mar. Con pruebas que van desde los 10k hasta los 100k, este 2023, la minera Marcobre, que organiza el evento, promovió un concepto para englobar el deporte y el turismo: “Corremos por la conservación”.

Una vez al año, al sur de Lima, corredores de todas las edades y de distintas partes del Perú y el mundo se reúnen para correr entre cuestas, acantilados, accidentes geográficos y al lado del mar. Con pruebas que van desde los 10k hasta los 100k, este 2023, la minera Marcobre, que organiza el evento, promovió un concepto para englobar el deporte y el turismo: “Corremos por la conservación”.

¿Qué impulsa al ser humano a correr? ¿Es la dicha de superación y el afán por forzar los límites de su propia máquina corpórea o quizá es la recompensa hedonista gracias a la liberación de sustancias químicas en el cerebro? Tal vez es un acto inmaterial o esa simple decisión que desafía la cordura, pues cuando una voz dentro de ti te dice “empecemos, vamos más rápido que los demás”, respondes: “sí, hagámoslo”. Sin embargo, hay tantas voces como número de personas, y existen otras que no te hacen desafiar al resto ni a un oponente externo, sino a ti mismo.

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Todas esas voces estuvieron en una playa a 530 kilómetros al sur de Lima, en Marcona, Nasca. Allí , en un pueblito minero de menos de 12 mil habitantes, se llevó a cabo la “Marcona Wind Trail 2023″, una competencia de fondo con una serie de categorías (10k, 21k, 42k, 65k y 100k) organizada por la empresa minera Marcobre que reunió en esta, su octava edición, a más de 650 corredores entre profesionales, equipos organizados, fondistas amateurs, padres y madres de familia, oficinistas entusiastas y demás -foráneos y locales- cuya meta puede funcionarle a cualquiera como mantra de vida: sin excusas, hay que terminar aquello que se ha empezado.

Desde Lima, en tiempo, son al menos nueve horas las que se pasa en un autobús o en un automóvil para poder llegar al lugar. En el horizonte, mientras uno avanza por la carretera, se eleva un resplandor ahumado, y tras un largo tramo donde el océano está a la derecha y el desierto a la izquierda, se empieza a penetrar entre montañas y calzadas sinuosas. Sí, entre nueve y diez horas con ese panorama a los lados, y sin embargo, es ese mismo tiempo -o un poco más- el que corrió el ganador de la prueba que desafía la lógica y las ganas de los mortales que salen a trotar al parque dos o tres veces por semana: los 100k. Cien kilómetros -prueba máxima registrada en la “Marcona Wind Trail”- que fue ganada en la categoría de varones por Charles Ayala, un maratonista de San Juan de Lurigancho que ya la ha ganado varias veces y que se dio tiempo al cruzar la meta para conversar con sus fans y los curiosos como si hubiese terminado un calentamiento de rutina. Algo similar hizo Luciana Nagaki, la ganadora de la categoría mujeres, quien venía de correr la misma distancia en Puerto Vallarta, México, en noviembre, y que además en 2022 había quedado en tercer lugar en Marcona mismo.

(Foto: Marcona Wind Trail).
(Foto: Marcona Wind Trail).
/ Doris DEPorfotos

Al conversar con Ayala, cuyas venas hinchadas de las piernas delataban’aquel esfuerzo casi espartano, diría sin miramientos que para él es imposible parar en algún tramo de esos cien kilómetros que empiezan a correrse a las dos de la mañana y terminan diez, doce o catorce horas después en una la playa Los Leones: “si me detengo, pierdo. Cuando veo una recta, corro un poco más; si hay una subida o accidente, bajo el ritmo. Puedo bajarlo bastante, pero no detenerme. Sin embargo, cada hora exactamente tomo suplementos y pastillas para no deshidratarme”, cuenta mientras muestra los recipientes vacíos. Ayala también agrega que está muy contento pues es la tercera vez seguida que gana esta competencia. “Hace unos meses corrí 75k en Uruguay, pero siempre me ha gustado correr aquí. Yo soy de San Juan de Lurigancho, de Lima, y ahí es donde entreno, corriendo en cuestas, cerros y dándolo todo”, dice mientras sonríe.

Ganadores

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Damas:

1er puesto: Luisa García León

2do puesto: Julia María Mendoza Sánchez

3er puesto: Marybel Lizeth Arce Ruiz


Varones:

1er puesto: Heber José Bezada Zevallos

2do puesto: Yomy Carbajal Quispe

3er puesto: Denis Francia Ravines


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Damas:

1er puesto: Leída Díaz Chavez

2do puesto: Nerida Rodriguez Pacheco

3er puesto: Mily Damián Alcántara


Varones:

1er puesto: Diego Alcántara Quispe

2do puesto: Danny Franklin Torres Tebes

3er puesto: Frederix Sindico Garcia

Con el sol en lo alto, mientras el aire caliente y la arena se entremezclaban para ahuyentar a cualquiera de la actividad física, se podía ver cómo, desde las siete de la mañana del sábado, los participantes de los diez kilómetros empezaban a enfrentar lo que les tocaría por delante. Con minutos de diferencia partieron también los competidores de 42 y 65 kilómetros, ya que los de 21k lo hicieron casi al mismo tiempo pero desde el parque eólico Wayra 1, el más grande del país, ubicado a pocos minutos en auto. Desde la parte alta de la playa, se podía observar girar las aspas blanquecinas y cuasi quijotescas que producen unos 132 megavatios (MGV) de energía, y los de 100k salieron horas antes, por la madrugada, para coordinar la llegada.

Además de competidores que se dedican a tiempo completo a las pruebas de fondo, también había quienes fueron a probar su valía sin necesariamente pretender un podio. Sólo por el hecho de convertirse en alguien que lo puede lograr, encajando perfectamente en el vocablo francés flâneur, que describe a aquel paseante que se deslumbra con su entorno y cuya actividad más apasionante es perderse y abrazar la sorpresa. Esto le pasó a la actriz Kukuli Morante, recordada por su papel de “Gladys” en la popularísima “Al fondo hay sitio”, quien se hizo presente: ”La carrera estuvo increíble. Esta vez la he disfrutado más pues es la segunda vez que vengo: el año pasado no sólo fue mi primera experiencia aquí sino también la primera vez que corría en la vida en trail y en grupo. No conocía bien la ruta, no estaba bien preparada o equipada, pero este año vine con todo. Igual algunos venimos a disfrutar más que a querer ganar y eso es lo bonito, pues te puedes detener a tomar fotos y simplemente ver el paisaje”.

(Foto: Marcona Wind Trail).
(Foto: Marcona Wind Trail).
/ Francisco Palomino V.

Como ella, otros corredores y corredoras llegaron a Marcona para probarse a sí mismos. Tal es el caso de Milagros Chacón, quien desde hace cuatro años forma parte del Team Penta Run y que, además de enfrentar la carrera como un reto personal, trata de crear conciencia ambiental: “Es importante cuidar las playas y nuestro entorno. Esta vez corrí 10k a diferencia del año pasado que fueron 21, pero el próximo año iré por la maratón completa de 42k. Antes de empezar a correr no podía trotar ni un kilómetro, ahora me sorprendo a mí misma”, comenta.

Ganadores

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Damas:

1er puesto: Mariana Hammond

2do puesto: Elizabeth Sibia Torres Solano

3er puesto: Yamilet Nova


Varones:

1er puesto: Paulino Ayquipa Huamani

2do puesto: Lucas Alcazar

3er puesto: Carlos Malaspina Maldonado


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Damas:

1er puesto: Renee Romero Sayritupac

2do puesto: Natalia Mandujano Masias

3er puesto: Rosalia Herrera Murillo


Varones:

1er puesto: Jorge Luis Andioza Valencia

2do puesto: Claudio Feliz Revatta Malpica

3er puesto: Francisco Cosi


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Damas:

1er puesto: Luciana Nagaki

2do puesto: Patricia Abad Lamas

3er puesto: Cecilia Malasquez


Varones:

1er puesto: Charles Jhon Ayala Escriba

2do puesto: Jimmy Alberto Artica Rodriguez

3er puesto: Pablo Ostolaza

Marcona, un lugar para todo el mundo

Marcona es más que una pequeña localidad nasqueña y más que el parónimo de aquel famoso balneario al norte del Perú. Aquí, en el escenario de una fiesta de corredores constantes y donde también los hay de los eventuales, en la que confluyen el protector solar, las mallas fosforescentes y la emoción que se acompaña de un DJ, coexisten dos importantes reservas naturales: Punta San Juan, con la mayor colonia de pingüinos de Humboldt, alrededor de 5 mil lobos marinos y hasta medio millón de aves guaneras en las mejores épocas, y San Fernando, cuyo avistamiento del cóndor andino es mayor incluso al del Cañón del Colca en Arequipa.

Esto lo sabe José Luis Abeo Sabogal, superintendente de comunicaciones externas de Marcobre, quien además de utilizar el megáfono para animar e informar a los competidores sobre sus posiciones, es parte fundamental de la realización del evento: “Es la octava edición de la Marcona Wind Trail. Hemos superado el número de inscritos en esta carrera pues somos 653 corredores en las cinco distancias. El concepto de este año es Corremos por la conservación porque queremos compartir con los competidores y las personas que vengan hoy a la playa un mensaje de cuidado del medio ambiente”.

(Foto: Marcona Wind Trail).
(Foto: Marcona Wind Trail).
/ OSOLUIS.FOTOGRAFIA

Si bien la carrera es el evento central y principal, para Abeo Sabogal, todo tiene que ver entre sí, pues comenta además sobre la exposición fotográfica “Punta San Juan, una historia de conservación”, que se podía ver en la plaza central y que estuvo a cargo del fotógrafo y conservacionista Bernardo Sambra. Al detenerse a apreciar los paneles, uno podía ver imágenes tan impactantes de aquella fauna marina diversa y vasta que cubre parte de las costas peruanas: desde delfines, peces borrachitos, leones marinos y pingüinos, aves guaneras, entre otras especies.

La “Marcona Wind Trail” sirve, además, para generar ingresos alternativos en la localidad: “Si bien la actividad minera es la fuente principal de ingresos, la idea es que nuestros vecinos vean cómo se dinamiza la economía. Queremos, como Marcobre, una ciudad modelo donde la comunidad pueda ganar por ingresos en hoteles, restaurantes, tiendas y otras actividades”, agrega Abeo Sabogal.

Correr se parece a escribir. Ambas son actividades físicas, de largo aliento y paciencia. Con requerimientos mínimos de disciplina y cuyas diferencias entre quienes se embarcan en tamañas empresas radican precisamente en cómo enfrentan lo que está por delante. La pista, el camino, la página en blanco. “Continuar es no romper el ritmo”, es un famoso parafraseo atribuido a Ernest Hemingway, escritor estadounidense, tan vital como intenso.

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Este fenómeno, de sostenimiento y persistencia, les ocurre a todos: desde Charles Ayala, pasando por ganadores y ganadoras en otras categorías como Diego Alcántara en los 21 kilómetros o Renee Romero en los 65 kilómetros. Desde ellos hasta un sinfín de personas, hombres y mujeres, que fueron simplemente a correr, a probarse a sí mismos qué tanto y hasta dónde pueden aguantar, que no escatimaron en selfies, retratos grupales, arengas poderosas y una concentración digna de aplausos.

De los más de 650 competidores, los hubo de diferentes países como Bélgica, Brasil, Reino Unido, Argentina, Chile, Ecuador y más, sin embargo, las postales que se repetían eran similares independientemente de las nacionalidades: una madre y una hija llegando de la mano a la meta, con pinta más de hermanas que de dos personas separadas por una generación, un niño recibiendo a la mujer que más ama llegar con el sudor en la frente y la sonrisa en los labios, una novia esperando abrazar sin ningún tipo de miramientos al novio, cuatro amigas corriendo juntas y haciéndolo por aquella que faltó y que era la más apasionada. Todo aquello, ocurrió en un lugar que seguro aparece en las postales que se le envían a quien se extraña. Eso fue la carrera, eso fue “Marcona Wind Trail”.

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