ENTREVISTA: Esmeralda Sánchez: “Para que la selección mejore, el primer cambio debe darse en el trato, que estemos bien atendidas”
-Estuviste como comentarista en la Liga Nacional de Vóley, ¿Cómo viviste esta nueva etapa en tu vida, ahora desde fuera del campo?
Fue bonito porque me mantengo de la mano del vóley. Fue una etapa, también, de mucho aprendizaje porque fue otra faceta. Comentar la liga, verla desde afuera, te da otra visión, una idea panorámica de cómo está yendo el deporte, cómo podría estar la selección y eso es lo que más me interesa.
-¿Y cómo ves al vóley hoy?
Tiene muchos altibajos, aún existen muchos problemas en cuanto al profesionalismo y es preocupante que con tantos años, con tanta tradición, todavía existan tantos problemas a nivel dirigencial, de organización, que no permiten el desarrollo de nuestro deporte.
-¿Crees que el nivel de la Liga Nacional bajó pese a que este año aumentó la presencia de hinchas en el Polideportivo, quizá por el camino al título de Alianza?
Sí, creo que el nivel bajó, pero se compensó con buenas extranjeras. Pero hay que tener en cuenta que hoy muchas de nuestras jugadoras están en el extranjero, ellas son las principales cartas de la selección, por eso se debilitó el torneo.
-¿Qué tanto ha caído el vóley peruano?
Muchísimo, lo más bajo que ha podido tocar en Sudamérica. El peruano tiene que dejar de pensar que somos potencial, ya la realidad del vóley nacional no es esa. Uno tiene que saber dónde está parado para crecer, por eso debemos entender que hemos tocado piso, fondo. Antonio Rizola (NdR: actual técnico de las selecciones peruanas de vóley femenino) dijo en una entrevista que su idea es regresar a Perú a la posición que nunca debió dejar, que era un medallero sudamericano y competir a nivel mundial.
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-¿Por qué caímos tan bajo?
Creo que la Federación Peruana de Vóley ha entrado en una época de pánico. El nivel de deudas que tenía o aún los tiene es alarmante. Y, por ende, esta dirigencia se ha preocupado por ver la federación de una manera muy empresarial. Entonces todos sus esfuerzos se centraron en pagar deudas y estabilizar económicamente a la institución, pero en ese proceso se olvidaron de los deportistas. Y eso es algo que lo conversé en su momento con el presidente (Gino Vegas). Le dije que entendía el tema de las deudas y que no podíamos pensar en giras europeas de preparación, pero si no sigue alimentando a las selecciones para que mejoren, no iban a entrar marcas para que nos apoyen. No se puede cubrir las deudas solo con el importe que da el Estado, sino también es necesario el apoyo de empresas como Gatorade, por ejemplo. Es triste que la Federación haya abandonado el concepto de trabajar para el deportista.
-¿En medio de ese abandono, sientes que la FPV ha dejado de lado al vóley masculino y el vóley playa por darle importancia al vóley femenino?
Completamente. Creo que la federación tiene una mirada muy cerrada del vóley en general. Pero partamos desde aceptar que la liga nacional de vóley femenino genera muchísimos ingresos, eso es innegable. Por eso nosotros, tanto vóley masculino como playa, no podemos pedir que nos des lo mismo. Pero sí un trato igualitario. Y se lo dije al presidente, que con muy poca inversión vamos a mejorar muchísimos porque estamos tan lejos que con poco ganaríamos un montón. Pero no nos dan la visibilización. El vóley masculino ha subido cien puestos a nivel de ranking, el vóley playa viene ganando una cantidad inmensa de medallas y participaciones en los últimos años, incluso tienen la posibilidad de clasificar a los Juegos Olímpicos de París, pero a la federación no le ha importado porque solo piensan en cómo el vóley femenino les genere dinero. Eso es lo que molesta.
-Teniendo en cuenta tu cercanía con el presidente de la FPV como capitán de la selección de vóley masculino, ¿sientes que tu voz no se escucha?
Cuando entró, pedí reuniones con él. Al principio despreció un poco cómo podíamos trabajar juntos. Porque eso es una cosa que siempre he tenido como capitán de la selección: nunca voy con problemas sino con soluciones. Incluso nos juntamos con Karla Ortiz, capitana de la selección de vóley femenino, y con representantes del vóley playa, fuimos a reunirnos con Gino (Vegas) con proyectos de venta de camisetas, partidos de exhibición con las selecciones y celebridades, diferentes formatos. Pero nunca se hizo nada. No sirve que solo nos abran la puerta, nos escuchen, si al final no se hace nada.
-Esta temporada que pasó hubo más acogida del público, no solo en las finales sino que hubo un clásico del fútbol que se trasladó al vóley. ¿Sueñas con que los equipos de fútbol, con arraigo y popularidad, incursionen en otros deportes?
Sería un proyecto sumamente interesante porque la inyectada que le ha dado el fútbol al vóley fue increíble. Estamos hablando del hecho de que haya un clásico de fútbol en vóley es lo que ha movilizado muchísimo las masas. El vóley tiene su hinchada, es innegable, pero el contexto que le ha dado el fútbol es increíble.
-Jugaste en España, Austria, Turquía y Arabia Saudí. ¿Cómo ve el mundo el vóley? ¿Cómo valoran el vóley femenino y masculino afuera?
La realidad es que en el mundo entero el vóley masculino es el que prevalece. Es el mismo sentir que en el fútbol. El fútbol masculino es el deporte rey y el femenino es para gente que le gusta el fútbol porque se juega de manera distinta, con otra intensidad. En el vóley es lo mismo. La gente se sorprende cuando les digo eso porque piensan que siempre el vóley femenino es el que va a prevalecer.
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-¿En el Perú prevalece el vóley femenino por la nostalgia de lo que nos dio o por el machismo?
Es un lugar que se ganó el vóley femenino y a mucho pulso. Porque si analizamos el contexto en el que se dio esa época de gloria de nuestro vóley encontramos la respuesta. Estamos hablando de la medalla de plata conseguida en los Juegos Olímpicos Seúl 88. En esos años el Perú sufría los embates del terrorismo, era una época de miedo, tristeza e incertidumbre. Y de las pocas alegrías que tuvo el pueblo peruano fue gracias a la selección de vóley. Entonces, cómo no se va a generar un cariño, un amor incondicional. Eso pasa por tradiciones. Es algo que se ganó, pero que luego se tergiversó un poco y destruyó lo que puede ser la rama masculina en el Perú.
-¿Entonces no influyó el hecho de vivir en una sociedad machista?
No digo eso. Todo lo contrario. En ninguno de los países dónde jugué se duda de la sexualidad de una persona por un deporte, solo en el Perú.
-¿Sientes que lo que quisiste hacer desde un inicio con tu incursión en las redes sociales está dando sus frutos? ¿El peruano está captando el mensaje y valorando al vóley masculino?
Falta muchísimo por hacer. Me gustaría creer que los aportes que he hecho han cambiado la visión que tienen del vóley masculino, pero no lo sé. En mi círculo cercano sí pude, lo sé porque me han dicho que antes miraban el vóley masculino de otra manera y ahora les gusta. Eso me reconforta. También, claro, agradecer a las marcas que han confiado en mí como Gatorade porque sin ellas no podría hacer lo que hago. En el Perú el vóley no paga. Es así la realidad.
-¿Cuál sería el siguiente paso para que el vóley masculino siga avanzando hacia esa soñada profesionalización?
Creo que a niveles crudos, tenemos que regresar a la base que es seguir entrenando. O sea, puede haber mucho tema de visualización, de querer cambiar los estereotipos, pero tenemos que seguir entrenando. Mientras más logros consigamos, más cosas positivas le demos al deporte, va a generar más interés. Si seguimos en el estado en el que estamos, la gente no te escucha. Desgraciadamente aquí es así: si no ganas, lo que dices no es válido.
-¿Cómo manejas la presión por la responsabilidad de haber adquirido el papel de abanderado del vóley masculino en una sociedad machista?
Es una pelea constante. Es muy cruel y muy duro ser deportista en el Perú. Imagínate que le has dedicado toda tu vida a algo y ese algo no sabe que existes. Eso es cruel. Es horrible. Le he dedicado toda mi vida tratando de llevar a lo más alto mi deporte, tratando de darle visualización, pero el Perú no sabe quién soy. El problema es que también cuando empiezan a saber un poquito quién eres, te destruyen. Más allá de que son más los comentarios positivos, es inevitable no sentirse mal por los comentarios en los que te agreden por tu físico, tu juego, tu familia e incluso se meten con tu vida personal. Es un ataque muy fuerte que viene con esta visibilización. Yo lo he tratado con un psicólogo e incluso con psiquiatras.
-¿Es cierto que quieres incursionar en la política?
Yo le he dedicado mi vida al Perú, entonces creo que tiene mucho sentido que siga haciendo eso porque es lo que me gusta. Y la mejor manera para hacer eso puede estar desde un punto de vista dirigencial. Pero el cambio más grande puede ser la política. No sé si la política es algo que a mi me interese, es algo que me da miedo, es un mundo muy diferente. Pero sí creo que el cambio viene por ahí. Por eso me voy preparando mentalmente para lo que podría venir, mientras tanto seguiré entrenando, aún me queda cuerpo para un ciclo olímpico más.