En diversas competencias de los Juegos Olímpicos de Río 2016 hemos visto cómo una especie de moda se ha apoderado de algunos deportistas. Unos círculos rojos a la altura de la espalda o los hombros que asemejan un tatuaje o consecuencia de alguna enfermedad.
La razón de estos misteriosos aros no es más que el resultado de un tratamiento llamado ventosaterapia que deportistas como Michael Phelps utilizan para la relajación de sus músculos y la disminución del ardor e hinchazón de los mismos.
Este curioso método consiste en calentar vasos de cristal con algodones para que, una vez que alcancen la temperatura adecuada, sean puestos boca abajo sobre la zona que se desea estimular, creando succión en la piel.
La ventosaterapia, una solución milenaria, tiene dos vertientes: se puede aplicar en seco, donde únicamente existe succión o bien, húmeda, causando un sangrado controlado.
Otros deportistas como el nadador bielorruso Pavel Sankovich han llevado al extremo esta actividad, tal y como se puede apreciar en una imagen publicada en su cuenta de Instagram.
This kinda Saturday morning. Cupping is a great recovery tool #cannotwalk#everydayislegday
Según un médico entrevistado por la BCC, la ventosaterapia "no es un tratamiento médico controlado" ni "hay evidencia de su efectividad".