El Burgos se ha ganado el derecho a estar en la Liga Endesa los últimos tres veranos. Un año más la ACB le ha cerrado la puerta, pero en esta ocasión el Tizona se rinde en la pista, no en los despachos. “Nuestra competición a partir de ahora va a ser otra”, cuenta Miguel Ángel Benavente, su presidente. “Ya no tenemos nada que conseguir en las categorías profesionales. No se ha inscrito al equipo en la Adecco y se seguirá trabajando con la cantera y las escuelas. En vez de fichar al mejor entrenador, ficharemos al mejor equipo jurídico”. Por lo tanto, y salvo que haya cambio en la directiva, no habrá más Burgos en la LEB.
El club no entiende el “no” de la Asociación y “agotará todas las vías posibles”. “En su día la ACB despachó toda la documentación que entregamos, más de cien folios, en diez líneas. El viernes lo hizo en cuatro —explica Benavente—. Leyendo ese parrafito parece que sólo hemos aportado 150.000 euros, pero se olvidan del resto. Hemos ido con 2,2 millones (canon de ascensos y descensos y la cuota de participación, entre otros) y el activo del canon de León, reconocido en 3,1 millones. Nos lo ha vendido un administrador concursal con la autorización de un juez”, añade el mandatario.
Del “no” de 2013 a éste han cambiado muchas cosas. Ya tienen un nuevo pabellón, con capacidad para 9.000 espectadores, se han convertido en SAD y adquirieron el canon del León. “De los requisitos que piden, entendemos que los cumplimos todos, así que presentaremos la reclamación oportuna. Pedimos justicia”. Por lo tanto, podría darse un nuevo caso Obradoiro, que luchó 19 años por una plaza en la ACB.
Dos ascensos. En los últimos cuatro años, sólo dos equipos han subido (Andorra y Tenerife) y en el caso de este último fue comprando la plaza del Alicante, una vía que no descartan. “Estamos dispuestos a escuchar cualquier oferta”. Porque la crisis es una realidad: “Se da mucha ingeniería financiera. En algunos casos se maquillan los balances con activos intangibles como son las concesiones de pabellones”.
Una ciudad dice adiós a la ACB y al baloncesto profesional. “Hasta el viernes los aficionados estaban esperanzados, pero ahora son conscientes de que este buen baloncesto del que hemos disfrutado se ha acabado por unas normas que no entendemos”.