El fin del mundo es uno de los temas que más fascina al ser humano, pese a atemorizarnos tremendamente. Sin embargo, aunque no lo creas, en algunos lugares del mundo se toman muy en serio el hecho que la humanidad pueda estar al borde de la extinción, como es la existencia de un misterioso búnker con un propósito sumamente particular.
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La 'bóveda del fin del mundo'
También conocido como el Banco Mundial de Semillas, se ubica en la lejana isla de Svalbard, perteneciente a Noruega, que no es otra cosa que un gran almacén subterráneo donde se resguardan miles de tipos de plantas de cultivo de todas las partes del planeta.
Este búnker es inmenso, pues cuenta con una extensión superior a los mil metros cuadrados conformados por tres almacenes, los cuales fueron inaugurados en 2008 con la finalidad de salvaguardar la biodiversidad de la flora mundial de diversos problemas, principalmente, del cambio climático.
¿El lugar más seguro del mundo?
Esta "cámara del fin del mundo" está construida bajo conceptos altamente resistentes a grandes terremotos de hasta 10 grados, pero no solo eso, también a diversos desastres como el impacto de potentes bombas, erupciones volcánicas, la radiación solar, entre otros.
Dentro de las bóvedas las temperaturas constantes son de -3 y -6 °C, pero con la refrigeración artificial puede llegar a los -18 °C, temperatura necesaria e idónea para conversar las semillas durante muchos siglos.
Al adentrarnos más en el porqué fue construido el Banco Mundial de Semillas, nos enteramos que la elección de Svalbard, a 1,000 kilómetros del Polo Norte no es al azar, de hecho, fue escogida por ser considerada segura, con buena infraestructura, eficientes rutinas de transporte y distribución.
Pero también por el permafrost, que no es otras cosas que una capa de suelo que se mantiene congelada de forma permanente, fenómeno que es propicio para la conservación de semillas a bajas temperaturas.
¿Cuál es la finalidad del Banco Mundial de Semillas?
Otro de los objetivos para crear esta bóveda de semillas, es que la diversidad genética representa una "oportunidad para adaptar la producción de plantas a diferentes condiciones de crecimiento, nuevas enfermedades y plagas y un clima más impredecible", según detalla en un artículo web la Real Embajada de Noruega en Argentina.
En dicha publicación se detalla que: "Cuando el clima cambia es crucial que tengamos acceso a una gran reserva genética. Hoy no sabemos exactamente qué recursos genéticos pueden ser útiles en el futuro. Por lo tanto, se necesita un depósito lo más rico posible".