El mercado echa humo desde que se abriera oficialmente el 1 de julio. Sin embargo, LeBron James no ha mantenido conversaciones con ninguna franquicia. Mejor dicho, con los Cleveland Cavaliers: nadie pone en duda que el de Akron abandone la franquicia de Ohio este verano. Es más, la intención del jugador es seguir en Cleveland, así lo aclaró cuando decidió no ejercer su Player Option hace una semana para así negociar un contrato por un año con vistas a pegar el gran golpe (se habla de 200 millones de dólares) en 2016. Entonces, ¿por qué la espera?
Los Cavs no sólo deben afrontar la renovación de LeBron, sino de buena parte de las piezas importantes de su plantilla. La continuidad de Kevin Love e Iman Shumpert es ya un hecho, como también lo parecía la de Tristan Thompson. Se había dado por cerrada la oferta de 80 millones de dólares a repartir en los próximo cinco años. Sin embargo, no es así. Y se da la casulidad de que el candiense y el cuatro veces MVP comparten el mismo agente, Rich Paul. El propio Paul es quien ha comunicado que hasta que la renovación de Thompson no esté oficializada, LeBron no se sentará a negociar con los de Ohio. Prisa no tiene. Pese a este tira y afloja, lo raro sería que Thompson, agente libre restringido, no se quedara en Cleveland.
A su vez, la franquicia mantiene otros frentes abiertos. Como el de los pívots. Buscan traspasar los 10 millones no garantizados del veterano Brendan Haywood para a su vez poder hacerle hueco a otro: David West. Sin embargo, la pelea para hacerse con los servicios del ex de los Pacers no será fácil. Los Spurs, Warriors y Wizards también pretenden al ala-pívot.