Jorge ‘Coco’ Araujo en La Fe de Cuto: El tricampeonato con la U, inicios en ‘Lolo’, su etapa como DT de la Reserva crema y más [FOTOS]

Mi gente de La fe de Cuto, luego de la reveladora entrevista con Diego Penny, les traemos una íntima charla con Jorge ‘Coco’ Araujo, Director Técnico de la Reserva de Universitario de Deportes. El exjugador nos cuenta sus inicios, su paso por la ‘U’ y su etapa de DT.

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¿Eres del barrio de Los Olivos?

De Los Olivos, de Covida, frente al Parque del Niño, era hermoso, teníamos una cancha de fulbito, el parque y la pista. Cuando no teníamos la cancha, nos arrimábamos al parque hasta que la señora que cuidaba las plantas nos botaba a la pista, pero había espacio para todos, había 50 mil niños de todas las edades, siempre rodeado de fútbol y buenas amistades el barrio.

¿Cómo fue tu etapa en el colegio?

Normal yo creo, no era que me jalara mucho, pero era buen estudiante. Mi padre nos llevaba casi siempre, pero siempre rodeado de los cuadernos y de la pelota. El colegio Parroquial Sol de Oro en primaria, era típico colegio que al medio había su cancha de fulbito. Cuando se armaban campeonatos, eran como tribunas, la gente mirando el partido alrededor de la cancha, fue mi primera experiencia tipo estadio, me generaba mucha emoción, desde ahí sentía la pasión por lo que me gustaba. Tuve muchos amigos que no los he perdido. Pasé a la secundaria, se cortó un poco la ilación pero hace poco me pude juntar con ellos y jugar un campeonato en el colegio El Buen Pastor.

¿Qué le pediste de regalo de cumpleaños a tu papá?

Cuando me fui a probar a la U. Iba cumplir nueve o diez años y mi padre me pregunta qué quería de regalo y le respondí espontáneamente que quería jugar en la U. Un día se aparece en el colegio, a la salida, y me lleva a la casa, me pidió que me cambie, que me ponga mi ropa de deporte y me llevó al Lolo Fernández, nunca había jugado fútbol, solo fulbito. Cuando me voy a probar no quedo, yo quería ser delantero, me puse como volante y no pasé la prueba. La siguiente vez que mi papá insistió, le insistió al entrenador y me puso en una ubicación que veía que era mejor para mí, me puso de defensa, ahí ya quedé. A través de ese regalo de cumpleaños de mi papá, empezó mi historia con la U. Gracias a Dios que mi entrenador fue Chicho Benavides, tenía una voz imponente, la forma de comunicarse con nosotros en ese momento fue la ideal y perfecta para convencernos de lo que era ser un jugador de la U, estoy muy agradecido con él.

El Lolo tiene historia para ti, ahí conoces a tu esposa...

Sí, ya más adelante, después de muchas cosas que pasaron en la vida... yo iniciaba mis primeros pasos en la U, es que yo me aparecí a vivir en el Lolo en un momento, es que en la época que va Piazza, que nos sube, Piazza observó a Mario, al Pompo y Cotito y nos llevó a nosotros cuatro a vivir en el Lolo. Yo quería tener la experiencia de vivir en el Lolo, quería desprenderme un poquito de mi familia, fue más un pedido mío que de Piazza, lo de los demás sí fue un pedido especial. Ahí, en el interín que viví esos meses ahí, yo me iba a cenar donde la señora y había reunión de socios y pasó una chica, creo que ya la había visto antes y dije, tengo que conocerla, yo era tímido. La abordé y tuve la fortuna que me hizo caso, nos fue bien, nos fuimos conociendo y hasta el día de hoy, somos esposos y padre de tres hijos muy bien crecidos.

¿En qué momento te promueven al primer equipo?

Yo hago todo el proceso de menores, hago clic, me empiezan a salir otras cosas que no me salían antes y empiezo a tener mi ascenso a los 15 o 16 años. Me ascienden a una categoría mayor, a la 78 y al siguiente año a la U de América, con el profe JJ. Tuvimos un lindo equipo, los hermanos Lozano, Sergio, era un bonito ambiente. Estuve un año en la U de América y nos promovieron a siete de los menores. Nos llevan para probarnos en la pretemporada, en el Pentagonito. A esa edad te entra la ansiedad, o sales o sales. Ese año me puse una meta, si no subía al primer equipo, me dedicaba a otra cosa, me lo tomé muy en serio y las cosas se dieron de manera natural. Ese año iba todos los domingos a misa, yo solito, no le pedía permiso a nadie, en mi casa nadie sabía, iba a orar, a pedirle a Dios que me ayude a cumplir mi sueño. Así empezó mi historia en la U. Después nos tocó ir a la pretemporada, que nos hacían correr por todos lados, esa fue mi primera experiencia de concentración en Las Palmas

¿Cómo fue la historia del pollo a la brasa?

Esa fue brava. Ya nosotros, jóvenes, con bastante energía por quemar y con mucha hambre también, nos dicen, ‘vamos a comer un pollito a la brasa’. Yo tenía un escarabajo rojo para mi uso personal y me dicen ‘vamos’. Prendí mi carro y a la hora que salgo la puerta estaba abierta de par en par y el tío de la puerta estaba mirándome de reojo. Los muchachos se subieron y nos fuimos a buscar una pollería a 15 cuadras, comimos en pollito espectacular, eran como las 11 de la noche. A la hora de salir no prendía el carro. Lo terminé ahogando me parece porque no arrancó, nos regresamos como 20 cuadras empujando por todo Breña, felizmente nadie nos reconocía. Llegamos, metimos el carro y al día siguiente nos cita Vassallo, nos mete al cuarto del Lolo, estaba rojo y botaba espuma. Es que los muchachos lo habían obligado al pata de la puerta que abra la puerta, el señor todo asustado abrió la puerta, yo no sabía nada. Yo tenía temor, uno no mide pues, yo aprendí rápido con esa corrección, había sido una palomillada.

¿Qué recuerdas de tu debut?

Tengo dos recuerdos. Debuto el 8 de marzo del 98 en un partido contra Cienciano, pero yo entro no sé por quién tres minutos y ahí acaba el partido. El siguiente partido era en Cerro de Pasco, considero ese más como un debut. Yo no había tenido ninguna experiencia en altura, salvo una dos años antes en Huancayo con menores y encima de delantero, porque Cachete en un momento me hizo jugar de delantero para que tenga una lectura cómo piensa el delantero, me sirvió un montón. Después voy a jugar a Cerro de Pasco, ganamos y comencé a jugar varios partidos.

Fuiste uno de los que jugó más partidos en el título del 98 con Piazza

Yo tuve una relación con mi padre bastante linda, me pone pautas de muchas cosas que yo no prestaba atención y una de esas fue esa, la cantidad de partidos que había jugado, pero más que eso, yo me sentía parte del equipo.

¿Qué recuerdas más del título del 99?

Me acuerdo hacer dupla con Juan Pajuelo, jugamos de memoria, teníamos muy buena comunicación y salimos la defensa menos batida de la Apertura y campeonamos en Apertura 99 con Miguel Company, un profesional con un carácter muy fuerte, se hacía notar su presencia, un hombre de fútbol.

De ahí viene el tricampeonato que se consiguió en el 2000...

Fue toda una fiesta, en todos los partidos tenías la sensación de que ibas ganando. Me acuerdo en el 98, cuando salimos campeones, allá con los penales en el nacional y la celebración, me acuerdo el baile, hay fotos, fue espectacular.

Tu papá escribió un libro sobre el tricampeonato...

Este libro se llama El Triunfo de la Perseverancia. Mi papá, hace unos años, me comentó que iba escribir un libro sobre mí, no le creía, no había hecho un libro, sí sabía que escribía porque le gustaba escribir... yo le seguí la corriente pensando que no lo iba hacer, mi temor era que contara cosas mías. Después de un tiempo me entregó lo que había escrito y me gustó, es una historia compartida, hasta familiar, de lo que representa tu familia en esa etapa donde vas creciendo como niño y quieres ser futbolista. Mi infancia fue dura, yo sufría de asma, él lo cuenta en el libro, sufrí de asma durante mi niñez y era retroceder, cada vez que me daban los ataques me llevaban de emergencia y tenía que estar parado por un mes, era recomenzar en el fútbol y en el colegio, eso fue algo que me generó una fortaleza con el tiempo de no vencerme, porque tenía el apoyo de mis padres y mis hermanos. Hasta que se me cortó el asma y felizmente lo pude superar con ciertos cuidados y tratamientos, fue duro.

¿Tu relación con la U siguió en 2001?

Sí, fue durísimo porque se va Alfredo, se van muchos compañeros, se reparten por todos lados, se desarmó, la sensación era que si el equipo continuaba la Copa Libertadores íbamos hacer un papel mucho mejor, porque el equipo estaba maduro, pero se desarmó totalmente. Me toca irme y retorno en 2008

Con Gareca...

Con Gareca, si no fue el mejor, junto a Oswaldo, uno de los mejores entrenadores, frontal, directo, inteligente, las palabras exactas y te marca el camino fácilmente, creo que su lenguaje para comunicar es muy bueno. Uno se pregunta por qué sabe tanto, porque tuvo a unos entrenadores... Yo tuve una charla con él, porque él no me conocía, a mí me conocía Omar Jorge, era amigo de él, Omar me contacta con él. En la pretemporada del club, en El Bosque, ahí me habla Ricardo y fue muy claro conmigo, me hizo una evaluación personal y me dijo claramente que él no me conocía pero que por Omar, yo iba tener la oportunidad de hacerme conocido en la pretemporada y en el equipo, así que confiaba plenamente en lo que podía haber. Llegué de suplente y terminé siendo titular, campeonamos en la Apertura y después las cosas no nos fueron tan bien en el Clausura, hasta ahora no entiendo qué pasó para que no nos haya ido tan bien porque apuntábamos a seguir consolidándonos, pero también habían muchos jóvenes que estaban ganando experiencia y que ese campeonato los movió un poquito y como el inicio de la Clausura fue muy rápido, quizá ahí no nos acomodamos rápido y cuando quisimos acomodarnos, fue un poco tarde. Pero sirvió de experiencia para que el siguiente año el equipo, todos esos chicos maduren y puedan caminar, absorver mejor esa primera experiencia.

Anotas un gol que muchos hinchas cremas recuerdas, tienes cinco goles con la U

Uno hice cuando me casé, se lo dediqué a mi esposa, fue una motivación especial. En 2008, era el partido que si ganábamos a Cienciano en el Monumental, salíamos campeones. Ese partido lo ganamos 3-1, hizo gol Mayer, hizo gol no sé si Donny o el colombiano y yo hice el segundo, un gol medio extraño pero muy especial porque yo había vuelto, después de 2001, mi sueño siempre fue regresar a la U, se dio la oportunidad, regresé y en el camino al estadio, hace muchos años no campeonábamos, la gente estaba emocionada, en el camino no sé quién se para y nos empieza a repartir sobres, abro mi sobre y era un mensaje de mi familia, de mi mujer y de mis hijos, y mi mujer escribía las cosas que representaba ese momento. Cuando sale el gol, yo me largo a llorar, quiero agarrar la pelota, no me la dan, mi hija nacía, me acordé hasta de mi abuelita fallecida, me acordé de todas las personas que habían pasado por mi camino y me emocioné, era un sueño cumplido nuevamente y salir campeón, las lágrimas se me cayeron. La narración la hace Peredo y él siempre tenía buenas palabras hacia mí, fue la mejor narración de mis goles, fue espectacular, cada vez que lo veo, se me pone la piel de gallina cuando lo escucho nuevamente.

Te fuiste a Alianza de Sullana por cuatro temporadas

Después de la primera vez que me fui de la U, me voy cuatro años. Justo Tedy nos había dirigido en 2001, Tedy había sido mi entrenador de la sub23 con Perú y claro, yo quedé libre y me llamaron de Sullana, arreglé en un ratito. Yo creo que mi primer año allá fue uno de los mejores que tuve en toda mi carrera, pero no tuvo resonancia porque Sullana no vendía tanto como la U, pero me fue muy bien y al año siguiente me termina convocando Autori a la selección, pero yo venía atravesando un dolor de tobillo crónico y yo por no querer parar, cometí el error de seguir jugando con dolor, un día salto y sentí como un clavo en el tobillo y tuve que parar un año, me dijeron que no podía volver a jugar fútbol. Es que había golpeado tanto los dos huesos que el cartílago ya se había desgastado. El doctor Segura me revisó y me operó y me dijo que tenía para jugar 10 años más, jugué 15 años más e incluso hasta ahora juego a veces.

En el 2006 te vas a Cienciano

Yo había tenido la sensación que Sullana estaba muy agradecido con lo que estaba haciendo, habíamos clasificado los tres años a la Sudamericana, avanzamos una fase, jugamos contra el Bolo, con los partidos internacionales nos costó un poco más... se contactan conmigo para irme a Cienciano, hablo con Lande y le comento que ya me tenía que ir, de alguna manera Cienciano era campeón de la Sudamericana, de la Recopa, sentía que Sullana tenía un tope, la ciudad estaba feliz con el equipo, pero quería la oportunidad de Cienciano. Ese año fue difícil para mí, creo que todavía tenía secuelas escondidas de la lesión, la altura y todo eso hizo que no me acople, no me sentía al 100%.

De ahí te vas al León de Huánuco

Con mi profe Franco y Leo Rojas, estaba Jean también. Estuve dos años ahí, me fui con toda la familia, nos acostumbramos, linda provincia, no había nada, yo me fui y recién hubo mall, pero cuando estábamos todo era muy natural, estábamos en un hotel con piscina. Fueron dos años espectaculares. Jugamos una Libertadores. El equipo bien, el grupo bien, la ciudad chica pero la gente era hincha del León de Huánuco.

También jugaste en la selección sub 20 con Juan Carlos Oblitas

Sí, todo muy simple, muy práctico, muy claro, nos hablaba como profesionales, nos trataba muy bien, nos tocó hacer el Sudamericano sub20 en Mar del Plata, hicimos un buen torneo, pero nos termina robando el árbitro argentino, teníamos un equipazo.

¿Te costó retirarte del fútbol profesional?

No, gracias a Dios no. Me exprimí hasta donde pude, me saqué todo lo que pude sacarme, tanto así que yo ya no quería volver a jugar, dejé el fútbol y tuve un año sabático, no extrañé patear la pelota, no lo hacía, casi nunca, cuando alguien me invitaba, que eran pocas veces. Pero volví a la U y me dio ganas de nuevo, me ha entrado las ganas de volver a jugar. Trato de hacerlo más para disfrutar que para competir, pero a veces te gana, no quieres perder.

Luego empieza tu carrera como técnico, en Cantolao

Enganché rápido, en Cantolao había hecho bien las cosas, tengo buena relación con los dirigentes, Carlos quería que siga jugando seis meses más, pero yo quería dirigir. Carlos me pidió ser uno de los asistentes de su staff y lo acompañé. En las mañanas con el primer equipo y en las tardes con mi categoría sub13. Iba en mi carro, con mis pelotas, las inflaba y desinfalaba, los chalecos, los conos, era feliz, me gustaba, fue mi primera experiencia, tenía muchas ganas de enseñar. Carlos sale de Cantolao, se va a la selección de menores, entra otro entrenador, lo sacan y querían que dirijamos Mariño y yo, me llamaron y dije que sea o Juan Carlos o yo, que uno sea asistente y el otro dirija, me dijeron que yo dirija. Hicimos unos últimos cinco partidos que ganamos, el equipo se mantuvo en primera y al siguiente año trabajeron a otro entrenador y querían que sea parte del staff, el entrenador por x motivos no termina de resolver y yo dirijo todo ese año Cantolao, con poca experiencia, hicimos una campaña muy buena, sobre todo el Apertura. Ya no me renuevan y yo termino ahí, el siguiente año me llaman de provincia pero por temas familiares no pude seguir en el camino de dirigir ese año. Después se estabilizó el tema familiar y le dije a mi esposa que me iba ir a Argentina para hablar con el profesor Bonillo y voy a tratar de ver clubes, equipos, partidos, traté de hacer ese viaje. Vi al profesor Vasallo en Boca, fui a Racing, vi entrenamientos, me capacité un poco más y cuando regresó sale una pasantía y me fui a España al Vigo, esa experiencia fue muy buena, estuve dos semanas en Vigo, viendo desde menores hasta primera, cómo es el tema estructural, cómo era su tema formativo, están muy adelantados en la planificación, eso me sirvió mucho para ordenarme. Después fui a visitar otros clubes, fui a Sevilla, pude ver las instalaciones, cómo planifican todo, fue muy bueno. Fui a ver fútbol otros clubes y pasear un poco por España, estuve un mes por allá.

Luego llegas a Universitario

Yo llego de España, estoy en el aeropuerto, llego a Barajas y todos estaban con su tapabocas, se había activado la alarma del Covid, ya había explotado en España. Llego acá y acostado en mi sofá toda una semana, había sido que me había contagiado allá. Me duró la broma con mi mujer que yo era el paciente cero. Yo vuelvo y me habían llamado algunos equipos de pronvincia, pero se activa la alarma de Covid y quedó el campeonato en stand-by, no sacaron a nadie. Pasó ese tiempo y me llaman de la U, yo voy en etapa de Covid, entrenábamos por Zoom porque no había protocolo inicial, ninguna actividad en campo, todo ese año todo fue por zoom, solo hacía charlas tácticas, los preparadores físicos hacían la parte física para mantener conectados a los chicos y para tener un feedback, pero dentro de todo sirvió un montón porque la parte táctica visual muchas veces no se da en el día a día. Ese tiempo perdido que hubo fue difícil de recuperar. Ahora ya se retomó, ya después yo con Jean, el campeonato de Reserva se activa, este es mi tercer año, ha sido una experiencia gratificante, creo que estamos en el camino correcto, la gente debe tener paciencia y saber esperar, los resultados se van a dar, esperemos en corto.

El año pasado te vi en Matute en la final con Piero Alva, con el Puma, ¿cómo viviste esa final?

Debe ser una de las experiencias más impresionantes que he vivido, no me imaginaba estar ahí. La invitación de Jean fue rápida y la respuesta fue espontánea. Cuando empecé a jugar, no me imaginaba tener a la gente, sobre todo al Puma, porque ya sabes cómo calienta él... lo que decía, lo que hablaba antes de salir... lo que dijo fue espectacular.