¿Has imaginado alguna vez residir en Estados Unidos? Para millones, este anhelo se inicia con un paso crucial: obtener la Green Card, el documento que confiere el estatus de residente permanente. Sin embargo, en este proceso, la narrativa puede tomar un rumbo inesperado.
¿Sabías que obtener la Green Card no es el final del camino? Muchos, al alcanzar esta meta, deciden dar el siguiente salto y optar por la Visa americana, un nivel de privilegios que va mucho más allá de la residencia. Sin embargo, antes de tomar cualquier decisión, es vital conocer las diferencias clave entre una Visa Americana y una Green Card. En esta nota te revelamos cuáles son.
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1. Elegibilidad
Uno de los aspectos que diferencia la Green Card de la Visa Americana es el proceso de elegibilidad. La Green Card puede obtenerse de diversas maneras, como a través de relaciones familiares (por ejemplo, siendo cónyuge, hijo o hermano de un ciudadano estadounidense), por motivos laborales o mediante programas de asilo o refugiado, entre otros. Es decir, los inmigrantes tienen varias rutas para calificar para la residencia permanente.
Por otro lado, la Visa Americana solo puede ser adquirida de forma directa si una persona es hijo de al menos un ciudadano estadounidense, lo que se denomina ciudadanía por nacimiento. En los casos en los que no existe vínculo familiar directo, un residente permanente puede solicitar la ciudadanía tras cumplir con ciertos requisitos.
Estos incluyen haber vivido en el país como residente permanente durante al menos 5 años (o 3 años si está casado con un ciudadano estadounidense) y haber demostrado un buen carácter moral, entre otros criterios. Por lo tanto, obtener la ciudadanía estadounidense no es automático para quienes tienen la Green Card; requiere de un proceso adicional que implica residir en el país durante un tiempo determinado y cumplir con otros requisitos.
2. Renovación
Un aspecto práctico pero importante es la renovación de los documentos. La Green Card, aunque otorga estatus de residente permanente, tiene una validez limitada y debe renovarse cada 10 años, lo que implica un proceso administrativo para mantenerla vigente.
En contraste, la ciudadanía estadounidense es permanente. Una vez que una persona se convierte en ciudadano, no necesitará renovar su estatus. La ciudadanía no tiene una fecha de vencimiento, por lo que no hay que preocuparse por hacer trámites adicionales para mantener el estatus de ciudadano.
3. Derecho a voto
Una diferencia clave entre los residentes permanentes y los ciudadanos de Estados Unidos es el derecho a votar en elecciones locales, estatales y federales. Solo los ciudadanos estadounidenses tienen el derecho de votar en las elecciones nacionales y en la mayoría de las elecciones locales o estatales.
Los residentes permanentes que posean la Green Card no tienen derecho a votar, independientemente de cuánto tiempo hayan vivido en Estados Unidos o de cuántos años hayan sido residentes legales. Aunque pueden vivir y trabajar en el país, su capacidad para influir en la política está limitada, ya que no pueden participar en los procesos electorales.
4. Trámites para reingreso al país
Otra diferencia está relacionada con las condiciones para reingresar al país después de viajar fuera de Estados Unidos. Un residente permanente que tenga la Green Card puede salir del país y regresar en un plazo de hasta un año sin necesidad de realizar trámites adicionales.
Sin embargo, si el residente se ausenta por más de un año, necesitará solicitar un permiso de reingreso antes de su viaje, de lo contrario, puede perder su estatus de residente permanente. Por el contrario, un ciudadano estadounidense no tiene restricciones sobre la duración de su estancia fuera del país.
No importa si un ciudadano pasa varios años fuera de Estados Unidos, no necesita un permiso de reingreso y puede regresar al país en cualquier momento sin perder su ciudadanía. Esto otorga una flexibilidad mucho mayor a los ciudadanos en comparación con los residentes permanentes, quienes deben asegurarse de no estar fuera de Estados Unidos por períodos prolongados sin el permiso adecuado.
5. Examen de educación cívica como requisito
Un último punto importante es el examen de educación cívica, que es un requisito para quienes solicitan la ciudadanía estadounidense. Este examen consiste en preguntas sobre la historia, los principios fundamentales del gobierno y las instituciones de Estados Unidos. Los solicitantes deben demostrar su conocimiento de estos temas para ser considerados elegibles para la ciudadanía.
Los residentes permanentes, por otro lado, no están sujetos a este examen. Pueden vivir y trabajar en el país de manera indefinida sin tener que probar su conocimiento sobre la historia o las instituciones del país. El examen cívico es un paso obligatorio solo para quienes buscan naturalizarse como ciudadanos estadounidenses, lo que refleja un mayor nivel de compromiso y conocimiento sobre el país que se exige a los ciudadanos.