Con 100 años de existencia y 12 títulos en su haber, el Club América es el más importante en el futbol mexicano y un reflejo de ello es la base de fanáticos que tiene, la más extensa del país con un 24.5% del total de seguidores del balompié azteca.
La afición americanista ha pasado por una transformación a lo largo de su existencia. El equipo, fundado por estudiantes por alumnos de clase media que estudiaban en colegios privados, fue seguido en su mayor parte por la clase media alta y alta de la sociedad mexicana.
Sin embargo, fue en 1959 cuando la familia Azcárraga adquirió al conjunto que, con Emilio Azcárraga Milmo detrás del escritorio, se consolidó como una escuadra protagónica, que se ha convertido hasta nuestros días en la más amada y odiada del futbol mexicano.
Desde entonces, el equipo se hizo del agrado del sector popular, el cual lo adoptó como su equipo.
Hoy en día, la hinchada azulcrema que mantiene una constancia en los juegos del club se divide en dos grupos: las porras y las barras.
El primer contingente, cuyos miembros son de mayor edad con respecto a los segundos, utiliza el término 'familiar' para marcar una línea que los distinga de las barras, pues la presencia de infantes es mayor. Entre las porras más populares se encuentran 'La Unión' y 'La Popular'.
Del otro lado sobresalen las barras, con 'La Monumental', 'Disturbio' y 'Ritual del Kaos', originarios de los barrios más populares de la Ciudad de México y la zona conurbada.
Incluso, en repetidas ocasiones, han sido documentados en vídeos actos delictivos por miembros de estos grupos como secuestro de unidades de transporte público o robo a través de saqueo a tiendas, en su mayoría, de convivencia.
Están conformadas mayormente por jóvenes de entre 15 y 25 años de edad y que se han visto envueltos en peleas dentro y fuera de las gradas con porras de otros clubes.
A pesar de esto, ambos grupos se han caracterizado por un fuerte arraigo al americanismo y no han sido exentos del odio por parte de seguidores de otros equipos que ven en el Club América el rival a vencer en cada partido.