Dos turnos al bat resumen lo que fue el Juego 4 para los Cachorros de Chicago. El de cuarta entrada de Javier Baez y el de la sexta de Willson Contreras. Ambos tuvieron a un compañero en base cuando ya perdían y los dos fueron eliminados en tres pitcheos, haciendo swing a lanzamientos fuera de la zona y ayudándole al pitcher rival, quien solo aprovechó esa desesperación para eliminarlos rápido. Así Cleveland se pone a una victoria de ser campeón de las Grandes Ligas tras ganar cómodamente 7-2.
El comediante Jeff Garlin comenzó la fiesta con un mensaje que marcó el resto de la noche. “Ayer (viernes) fue una noche inusual para nosotros, tener un juego de Serie Mundial, pero hoy (ayer) el apoyo va a ser distinto de todos. Así que vamos a empezar como se debe: playball”.
Y los Cachorros empezaron con una energía diferente a la del viernes y lograron la primera anotación del equipo en el Wrigley Field en Serie Mundial desde el 10 de octubre de 1945. Fue en la octava entrada del Juego 7 de ese Clásico de Otoño cuando Peanuts Lowrey timbró la tercera anotación de los Cubs (en un juego que perdieron 8-3), y Dexter Fowler fue el siguiente pelotero de los Cachorros en timbrar, cuando Anthony Rizzo dio sencillo y Fowler se descolgó desde segunda hasta el plato.
Pero los Indios calmaron la algarabía con tres anotaciones sin respuesta. Y otra vez fue gracias a los movimientos que realizó Terry Francona en su line up. El manejador de los Indios realizó dos cambios en su orden al bat, uno de ellos fue poner a Carlos Santana como cuarto bat, y en su primera aparición de la noche su batazo terminó en las manos de un aficionado en la tribuna del jardín derecho. Así, el juego estaba 1-1.
Pero había más. Una serie de jugadas donde hubo un error en el tiro de Kris Bryant y un pasaporte intencional, le dio el turno al pitcher Corey Kluber, quien hizo de las suyas y con un machucón a primera mandó a la registradora el 2-1. La tercera rayita de los Cubs se escribió en el tercer inning y fue en los spikes de Jason Kipnis.
Abajo 3-1, el juego empezó a avanzar y poco a poco sobre los Cachorros empezó a caer el peso de la presión y desesperación en sus bats. En el tercer inning tuvieron a dos corredores en base y no llegó el batazo oportuno. En la cuarta embasaron a un hombre y se quedó anclado en la inicial. En la quinta fueron retirados en orden y en la sexta (después de que Cleveland anotó una más), Rizzo empezó con doblete pero desfilaron en orden los siguientes tres bats.
Entonces llegó el momento donde los Indios pidieron la cuenta y la pagaron, dando por terminada la velada. Con Coco Crisp y Rajai Davis en base apareció Jason Kipnis, quien hizo un truco de magia al desaparecer la esférica en la fría noche de Chicago. Así, de repente, los Indios ya ganaban 7-1 y todo estaba escrito.
El público intentó ser la motivación para conseguir una remontada pero sus esfuerzos por mantener el ánimo no tuvieron eco en el diamante. Un jonrón solitario de Dexter Fowler fue lo único que pudieron celebrar en una noche en la que se fueron a casa con el triste sabor de que su equipo está abajo 3-1 en la Serie Mundial.
El pitcher ganador fue Kluber, quien en seis tandas solo permitió una anotación y tiene un 0.75 de PCL. Perdió John Lackey en una noche donde admitió tres anotaciones en cinco capítulos. El héroe ofensivo fue Kipnis con un jonrón y tres producidas.
Este domingo se realizará el último juego en el Estadio Wrigley, donde un triunfo de los Indios les dará el título de las Mayores, mientras que los Cachorros buscarán forzar el regreso a la casa de los Indios. El duelo de abridores será entre Trevor Bauer y Jon Lester.