Este jueves será un día muy especial para Tim Wiese. El ex portero del Werder Bremen y de la selección alemana de fútbol, realizará su debut en el evento que la WWE ha programado en Múnich junto a Sheamus y Cesaro. Para Wiese, su primer combate en una de las principales pruebas de lucha libre será como debutar "en la Champions League".
Wiese, de 1,93 metros de estatura, ha tenido que engordar hasta los 130 kilos para poder pelear en la WWE, aunque en una entrevista recogida por la Agencia France Presse dice que ha ganado "40 kilos en masa muscular" y que en buena parte eso se debe a que "desayunaba todas las mañanas un kilo de carne de toro".
El ex guardameta aún no ha pensado el nombre que se pondrá a la hora de pelear, pero ya ha dejado entrever que será uno de los "chicos malos" de la WWE. De hecho, Wiese ya era conocido en Alemania por sus salidas de tono. "En el fútbol no hay más que simpáticos muchachos. Tan bien adiestrados por los clubes que no dicen lo que tienen derecho a decir. Antes, en mi época, no era así, porque yo pensaba que podía dejar de hacer teatro y decir cualquier mierda". Sobre su marcha del fútbol y su apodo de "el cruel", Wiese explicó que lo tiene desde hace tiempo. "Ya en el fútbol, para los hinchas rivales era el cruel, el que se enfadaba con todo el estadio. Entonces, me vino bien. Pueden odiarme tranquilamente..."
Wiese también explicó su pasión por la WWE desde pequeño. "Cuando era futbolista. seguía los combates. Pero nunca me habría imaginado subirme a un ring" y seguir así los pasos de sus referentes en la lucha libre. "Bret Hitman Hart, The Undertaker ("El Enterrador"), The Ultimate Warrior, Macho Man e incluso Hulk Hogan".
Wiese afronta entusiasmado su primer combate: "¡Es como la Champions League! La WWE es el mejor torneo de pressing catch. Es por eso que estoy totalmente concentrado". De hecho, el ex portero alemán se ha entrenado en Estados Unidos para preparar su primer combate. "Hacía mucho tiempo que no trabajaba tan duro como en estas últimas semanas. Los entrenamientos en Estados Unidos fueron increíbles, nada que ver con los entrenamientos en el fútbol. Todos los días, la gente salía porque se habían hecho daño. Los yanquis son adiestradores, quieren ver si eres capaz de morder. Y ese es mi secreto. Me gustan los entrenamientos duros".