Eddie Álvarez sabía que el escenario sería adverso, pero no imaginó que peleando a menos de 200 kilómetros de casa sería tratado como el enemigo.
El campeón del peso ligero fue abucheado por la gran mayoría de los 15 mil aficionados que se dieron cita en el Madison Square Garden para la ceremonia del pesaje de UFC 205.
El primer evento en la ciudad de Nueva York tendrá seguramente mayoría de irlandeses (nacidos en Estados Unidos o Irlanda) apoyando a Conor McGregor en su afán por conseguir su segundo cinturón dentro del UFC y aunque lo niegue, ya se metieron en la cabeza de Álvarez, originario de Filadelfia, que gritaba “estoy representando a toda Costa Este”, pero el ruido de apenas dejaba escuchar sus palabras y terminó por quedarse callado.
McGregor, empujado por el estruendo dijo “Este es un día más para mí, hago esto cada semana, tengo aquí el apoyo de mi gente y de mi familia. Irlanda, ¡levántate!”.
El público no adoptó a Álvarez pero si lo hico con los radicados o nacidos en Nueva York, como Frankie Edgar, que cerrará las preliminares ante Jeremy Stephens, Chris Weidman que regresa de una lesión ante el cubano Yoel Romero y Stephen Thompson, que peleará contra Tyron Woodley por el título welter del UFC.
El monarca de las 170 libras manejó mejor la presión de los seguidores y se enfocó en la importancia de pelear en el recinto.
Las polacas Joanna Jedrzejczyk y Karolina Kowalkiwwicz, disputarán el cetro paja femenil y tuvieron también su último careo, tal vez el menos hostil en toda la gira promocional de la cartelera.