Jürgen Klopp está haciendo maravillas con una plantilla que no está entre las mejores de Inglaterra, pero ha vuelto a cometer el mismo error que la pasada campaña. El mes de enero está siendo fatídico para un Liverpool que ha acusado el esfuerzo del mes de diciembre y ha visto como su deseo de levantar un título a final de año se antoja casi imposible.
Enero es un mes negro para el conjunto de Anfield. La plantilla red es corta y esto le ha pasado factura a pesar de no disputar competición europea. El técnico alemán no rotó en diciembre, cuando se disputa una vorágine de encuentros en Inglaterra y lo está acusando a principios de 2017.
Los números del Liverpool en enero son claros: 7 partidos en los que suma 3 derrotas, 3 empates y tan solo 1 victoria. Unos números que dejan mucho que desear y que han alejado hasta en 10 puntos a los reds del liderato de la Premier League. Además, el equipo se ha despedido de la Copa de la Liga tras ser derrotado por el Southampton.
Unos guarismos que ya perjudicaron al equipo de Anfield la pasada campaña ya que en los primeros 30 días de competición de 2016 sumó 2 derrotas, 1 empate y 2 victorias. Este problema se debe, en cierta parte, a la poca profundidad de plantilla que afecta aún más a un equipo que juega con tanto ritmo como el que dirige el preparador alemán.
Jürgen Klopp ha intentado reforzar el centro del campo durante el mercado invernal ya que juega con 3 jugadores en esa demarcación y tan solo cuenta con 4 futbolistas de su confianza. Pero se ha tenido que resignar: «No es que no queramos traer jugadores, es que los clubes no venden. No es un tema de dinero, es que los clubes no quieren vender en enero», aseguró el alemán tras la derrota por 2 goles a 3 frente al Swansea.