Hace una semana la plaza Nuevo Progreso se vistió de luces y lo hizo para celebrar sus cincuenta años de vida, de pasión, de innumerables faenas que estremecieron sus cimientos. Mencionar las mejores tardes o faenas es cuestión de gustos, sin embargo, en el trascurso de las temporadas surgen toreros que se adueñan de los aficionados, que calan hondo en ese grupo heterogéneo que le imprime su acento al coso más exigente del país. En las siguientes líneas mencionaremos pasajes y personajes que continúan anidados en la memoria de los aficionados.
Joselito Huerta, Raúl Contreras Finito y Manolo Martínez, con toros de José Julián Llaguno, integraron el cartel inaugural de la plaza Monumental de Jalisco, nombre anterior de la plaza Nuevo Progreso, el 4 de febrero de 1967.
Joselito Huerta
Fue el amo y señor en los cuatro años que dio festejos Leodegario Hernández, siendo su momento cumbre la tarde que enfrentó mano a mano a Manolo Martínez, el 15 de noviembre de 1970, ese día le tumbo las orejas y rabo a sus dos primeros toros e indultó al quinto también de Torrecilla, recibiendo simbólicamente los máximos trofeos. Manolo Martínez le cortó el rabo al cuarto de la tarde. Al final del festejo salida a hombros del ganadero Antonio Llaguno y del diestro poblano que un mes antes indultó un toro de José Julián Llaguno.
Manolo Martínez
Siempre fue un referente en todo el país todo el tiempo que estuvo activo, integró los carteles de mayor tronío, aún existen un gran número de partidarios del finado diestro regiomontano. En el Coso de la Calzada Independencia sostuvo enfrentamientos con todas las figuras del toreo, El Cordobés, Raúl Contreras Finito, Antoñete, Joselito Huerta, Diego Puerta, Eloy Cavazos, Curro Rivera, El Niño de la Capea, José Miguel Arroyo Joselito, David Silveti y Jorge Gutiérrez entre otros. Cuando reaparecía en Guadalajara en 1987, tras cinco años de ausencia, fue todo un suceso. En el abre plaza que le perteneció a Antonio Chenel *Antoñete realizó un quite por chicuelinas que puso a la plaza de pie como impulsada por un resorte, arrancando de sus partidarios el grito de "Manolo, Manolo y ya". Desde esos lances recuperó su trono en la Perla Tapatía.
El niño de la capea
Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea, duró más de una década en el ánimo de los aficionados. Desde mediados de los ochenta hasta mediados de los noventa fue el principal exponente de los coletas hispanos en Guadalajara. El cronista taurino Baruqui, prácticamente desde su presentación, señaló "antes niño ahora señor de La Capea". Y no era para menos, decenas de faenas bordó con maestría, el rabo que cortó a Cara Sucia de Begoña el 15 de diciembre de 1985, el indulto a Buen Vecino de Cerro Viejo el 14 de febrero de 1993, así como el rabo que cortó a Pinturero de Teófilo Gómez, en su nostálgica despedida de Guadalajara, son solo ejemplos de sus éxitos.
Manolo Arruza
En gran parte de los ochentas fue ídolo de la afición tapatía al grado que se encerró con seis toros de Tequisquiapan, el 10 de noviembre de 1985, saliendo airoso del compromiso al cortar tres orejas y un rabo, despachando el encierro completo de un pinchazo y seis estocadas.
Jorge Gutiérrez