Con la misión de desarmar al escuadrón más agresivo de toda la NBA, Kemba Walker en su versión verde y oro arribaba con su tropa a la base de operaciones de los Bucks. Desde arriba el General Budenholzer dio órdenes a su mejor hombre: Giannis Antetokounmpo, quien junto a sus francotiradores dentro y fuera del perímetro desarticularon la defensiva de Boston hasta dejarlos incapaces de oponer resistencia. La batalla terminó con un Celtics 123 – Bucks 128 que pudo haber sido más sangriento.
Una contienda a la altura esperada se vivió ayer entre dos grandes jugadores opuestos liderando a sus respectivas cuadrillas, hablamos de las superestrellas Kemba Walker y Giannis Antetokounmpo, quienes descargando todas sus artillerías defendieron cada uno sus intereses. ¿Cuáles son sus intereses? Primero: ser los dueños de la Conferencia Este del Universo NBA. Segundo: la gloria de ser portador del Anillo de Campeón y acceder al Olimpo dónde descansan los Dioses del Baloncesto.
Con tinta de ganador.
En la historia deportiva solo se recuerda a los campeones y tanto los Celtics –una de las franquicias más ganadoras de la historia de la historia de la NBA– como el griego Giannis aspirante a Mariscal de los Bucks, lo saben. En un deporte tan combativo y competitivo cualquiera que no llegue a la cima se vuelve intrascendente, sobre todo un jugador que preste servicios en Boston o uno que tiene madera para ser leyenda como lo es Antetokounmpo.
La historia la escriben los vencedores y figurar en las páginas doradas de la NBA es un privilegio que no se escribe con tinta, se escribe con sangre, sudor y a veces lágrimas. Ayer fue un gran ejemplo de un poco de todo eso, pero quienes mejor manejaron la lapicera fueron los Bucks desde la primera página, dominando el primer cuarto con temible agresividad y efectividad, hasta tal punto de lograr una diferencia de 16 puntos (36 a 20).
Transcurría el segundo parcial y los bombardeos locales no cesaban en Massachusetts, el marcador se disparó hasta llegar a una ventaja máxima de 27 puntos cuando el tablero electrónico reflejaba un devastador 58 a 31 en contra de los de Boston. El show hacía parecer que los Celtics jugaban contra los fantásticos Harlem Globetrotters. La tropa de los Bucks dañaba desde todos los sectores, tanto que las penetraciones parecían una embestida de toros y los triples disparos con misiles rastreadores.
Kemba walker en modo rambo
Los 13 triples acertados de sus primeros 15 intentos permitieron la demoledora cifra de 76 puntos de los Bucks al final de la primera mitad, frente a los 58 anotados por los Celtics. Siendo testigo de tal masacre en ese momento nacía la empatía y las ganas de enviar a la Gerencia de los Bucks el meme de “Krusty déjalo ya está muerto” si no fuera por la reivindicación del aguerrido Kemba Walker y su honor que siempre lo acompaña.
Con cicatrices, una cinta roja, cuchillo entre sus dientes y fuego en las manos la lucha de los Celtics pronto se volvió algo personal para Kemba, quien con más corazón que compañeros que lo ayuden; a base de triples y penetraciones se volvió determinante anotando 24 puntos en el segundo parcial hasta dar vida a los suyos y restablecer la resistencia.
Del lado enemigo, los titulares fueron desactivados con la defensa celta, pero la segunda unidad de los Bucks desde el banco comenzó a hacer su trabajo volviendo insostenible la lucha de Kemba Walker que solo contra el mundo no pudo evitar la caída. Perdió el encuentro pero no su honor.
El recuento de la guerra
Kemba terminó con 40 puntos y 11 rebotes seguido de Marcus Smart y Tatum con 24 y 17 puntos respectivamente, Hayward brilló por su ausencia o mejor dicho por su desidia e inconsistencia en una terrible noche embocando por única ocasión en 10 intentos. Giannis la bestia Antetokounmpo terminó con 32 puntos, 17 rebotes y 7 asistencias, acompañado de su secuaz Middleton con 23 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias. Que elegancia de juego la de este último, moviéndose con un estilo de la vieja escuela, si el juego de Middleton fuese una vestimenta sin dudar sería un traje italiano de época.
Los de Boston estuvieron cerca en el conteo final pero lejos en el nivel de juego. Los Celtics de banca nula y con dificultades de armar el juego, denotaron carencia de creación, se vio reflejado en los bajos rendimientos en cuanto a asistencias.
El balón no se movía, no rotaba y con eso el juego no fluía en el campamento verde. Cometieron errores defensivos en los apartados donde mejor desempeño registran, siendo la segunda mejor defensa permitiendo a cualquier oponente apenas 105.02 puntos por juego. Sin embargo, en los últimos dos juegos han recibido +120pts.