Vencedor y campeón en la adversidad, el británico Lewis Hamilton (Mercedes) libró este domingo en Estambul una de esas carreras que hacen las leyendas para ganar el Gran Premio de Turquía de F1 e igualar el récord de siete títulos mundiales del alemán Michael Schumacher.
Pese a salir desde la sexta posición en la parrilla de salida, en un circuito que presentó dificultades a su equipo durante todo el fin de semana, Hamilton, con un pilotaje brillante, acabó ganando contra todo pronóstico, terminando la carrera con unos neumáticos muy desgastados.
"De todas mis carreras, es una de las que estoy más orgulloso", confió en el podio.
Al término de una carrera con muchos cambios, con trompos y salidas de pista, el británico estuvo acompañado en ese podio de Estambul por el mexicano Sergio Pérez (Racing Point), que cruzó la meta en segunda posición, y por el alemán Sebastian Vettel (Ferrari), tercero, que subió al cajón por primera vez en una complicada temporada de 2020.
Esta imagen del podio tiene ciertas dosis de ironía, ya que Pérez no tiene por el momento volante para el año próximo y será sustituido por Vettel.
El canadiense Lance Stroll, que se lanzaba por primera vez en su carrera en la 'pole position', con apenas 22 años, se hundió tras la vuelta 35, terminando en nóvena posición.
A su descenso del Mercedes, "sin voz", Hamilton, con lágrimas en los ojos tras su séptimo título, dio las gracias a su escudería "que me dio estos medios y estas oportunidades", a sus seguidores del "Team LH" y a su familia.
Este séptimo título récord, el primer y único piloto negro de la categoría reina del deporte del automóvil, de origen humilde, lo dedicó a "los niños para los que es importante ver esto". "Soñad lo imposible, continuad vuestro sueños, no dudéis nunca de vosotros mismos", afirmó. (D)