Sin importar lo que haya ocurrido en la madrugada en Japón, la categoría ha estado en vilo durante la última semana debido al bajo rendimiento de Red Bull en Singapur. La imagen de Max Verstappen, el todopoderoso, retirándose del circuito el domingo con el mono de carreras sin una sola gota de champán de celebración y una actitud resignada después de manejar la versión más dócil de su monoplaza, ha sembrado dudas sobre lo que ocurrió. Algunos seguidores, quizás influenciados por la tendencia actual a las teorías conspirativas, sugirieron que el bajo rendimiento de los “Toros Alados” era una estrategia mediática de la escudería para calmar la situación después de los lamentables comentarios de Helmut Marko sobre Checo Pérez. Pero eso no es así en absoluto.
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En Red Bull, contamos con el genio de la categoría en nuestra escudería: Adrian Newey. ¿Quién es él? Es el ingeniero todopoderoso que ha ganado más títulos que nadie en la Fórmula 1. El británico llegó a Williams en 1990, donde contribuyó a ganar cinco títulos de constructores, creando la máquina con la que Mansell, Prost, Hill y Villeneuve lograron sus títulos de pilotos. Luego, en 1998, se sumó otro título de constructores, esta vez con McLaren y las consagraciones de Häkkinen. En 2006, Red Bull lo fichó con la idea de que no solo desarrollara los monoplazas, sino que construyera un equipo completo con él como epicentro. En 2009, con un cambio en las regulaciones, Newey pudo volcar todos sus sueños en un nuevo proyecto. Un año después, su creación obtuvo el primer título de constructores para Red Bull y catapultó a Vettel al título de pilotos. Luego vinieron cuatro títulos más de constructores (2011-2013 y 2022) y de pilotos (2011-2013 y 2021-2022).
El 2022 terminó con los rivales de Red Bull acercándose un poco más de lo que comenzaron la temporada, lo que llevó a la expectativa de un campeonato más disputado este año. Sin embargo, bastaron unas pocas carreras para demostrar la superioridad de la escudería austríaca en comparación con su versión anterior. Hoy, meses después, la FIA sospecharía que parte de esta ventaja se debe a una interpretación que va en contra del espíritu de la norma, aprovechando los límites de la legalidad para obtener ventajas. En pocas palabras, Newey habría encontrado un área donde no estaba explícitamente prohibido, para beneficio de su equipo.
Gran parte de lo ocurrido se basa en el artículo 3.2.2. del Reglamento Técnico de la Fórmula 1, que establece que “todos los componentes aerodinámicos o carrocería que afecten al rendimiento aerodinámico del monoplaza deben estar sólidamente asegurados e inmóviles con respecto a sus marcos de referencia”. En otras palabras, se exige que los elementos del monoplaza sean rígidos. Además, el artículo 3.9.9. establece que “la FIA se reserva el derecho de introducir más pruebas de carga y flexión en cualquier parte de la carrocería que parezca o se sospeche que se mueve mientras el coche está en movimiento”. En el caso de Red Bull, se observaron dos cosas: el piso flexible del monoplaza (que en Montecarlo, cuando el auto de Pérez fue levantado tras su choque, no presentaba rasguños como los de sus rivales) y la flexibilidad de los alerones delanteros de la trompa. El equipo, cumpliendo con el reglamento, había asegurado la base de forma sólida, pero permitió que buena parte del elemento se moviera durante el recorrido.
En Holanda, la FIA fue clara al comunicar a todas las escuderías que en Singapur se aplicaría estrictamente tanto el artículo 3.2.2. como el 3.9.9., marcando así el inicio de una guerra reglamentaria. Surge la pregunta: ¿Solo Red Bull se beneficiaba de estas ventajas? No, todos los equipos estaban haciendo uso de estas técnicas, pero Red Bull las había implementado desde el inicio de la temporada, mientras que las demás escuderías las aplicaban como soluciones temporales a medida que avanzaban las carreras. A pesar de que los otros equipos copiaban fielmente cada elemento, estaban realizando cambios aerodinámicos significativos en una estructura diseñada con otras premisas. Es como si algo parece un gato, camina como un gato y maúlla como un gato... pero nunca será un gato.