Ferrari volvió a tener una temporada de pesadilla en 2016. La escudería italiana no consiguió triunfos, y aunque al inicio de año se colocó como la mejor opción a Mercedes, poco a poco Red Bull lo superó, y en los últimos 12 Grandes Premios de la campaña, apenas en dos ocasiones sus pilotos subieron al podio, y en ambos casos en el tercer lugar, posición que ocupó entre los constructores.
En medio de la tormenta, el director técnico James Allison renunció a la mitad de la campaña, y lo reemplazó Mattia Binotto, quien se encargó del diseño del monoplaza para la nueva temporada, con el cambio de reglas de la Fórmula Uno.
Nadie representó mejor la desesperación por una temporada que se complicó poco a poco, que el piloto alemán Sebastian Vettel, quien cambió su imagen de amable y alegre, por la de la frustración, con peleas con Daniil Kvyat, Max Verstappen, y hasta su ex compañero en Red Bull, Daniel Ricciardo.
Vettel fue cuarto en el campeonato de pilotos, después de subir al podio en cinco de las primeras ocho carreras de la temporada, pero cerrar con seis carreras quedándose en la orilla, antes de ser tercero en el cierre en Abu Dabi.
Su compañero será de nuevo, el finlandés Kimi Räikkönen, quien estuvo en el punto de mira a la mitad de la campaña previa, porque su contrato terminaba y parecía que no iba a renovar, incluso algunos conductores levantaron la mano para aterrizar en la Scuderia, pero Ferrari optó por quedarse con el veterano de 37 años.
El finlandés respondió en la pista, y con excepción de los cuatro retiros que sufrió en la temporada, en el resto de las carreras terminó en los puntos, para rescatar un sexto puesto en la tabla.
La combinación de pilotos será la misma por tercer año seguido, pero las responsabilidades aumentan.
Vettel debe pelear por el campeonato, que desde que conquistó el cuarto y último con Red Bull, le ha quedado a gran distancia, aunque para ello Ferrari le debe ayudar con un mejor monoplaza y él tiene que recuperar la concentración.
Por su parte, Räikkönen debe ser una amenaza real para Vettel, y no conformarse con quedar en el Top 10 cada dos semanas; el finlandés fue el último que se coronó con un automóvil rojo en la Fórmula Uno, en 2007.
Las primeras sensaciones, con las nuevas reglas, son positivas. Los mejores tiempos en las pruebas de Barcelona fueron para los dos pilotos de la Scuderia. Kimi fue el más rápido, y su compañero el segundo, ambos por delante de los Mercedes, y Lewis Hamilton aprovechó para colocarles la etiqueta de favoritos.
La legendaria escudería no se puede permitir otra temporada como la del 2016, o la de 2014, cuando también se quedó sin victorias, e incluso cayó al cuarto lugar del campeonato de constructores.
Las modificaciones en las reglas, la estabilidad entre los directivos, y que los dos pilotos regresen a su mejor forma deben contribuir a que los italianos peleen por los triunfos, y sean una opción real para el título de la máxima categoría.
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