Después de más de una década lejos del protagonismo que su historia reclamaba, Williams volvió a los primeros planos de la Fórmula Uno en 2014, cuando alcanzó el tercer lugar del campeonato de constructores, por delante de Ferrari.
Repitió el mismo puesto al año siguiente, aunque en esa ocasión superó a Red Bull, siempre por detrás de Mercedes.
Pero en la campaña anterior, los resultados volvieron a faltar.
A pesar de tener motores Mercedes, los más confiables de la categoría, el equipo británico apenas alcanzó un podio, con el tercer puesto del finlandés Valtteri Bottas en Canadá, y en la clasificación general no solo fue superado por Red Bull, sino por Force India, para conformarse con el quinto lugar.
El cierre de la campaña fue intenso, un presagio de lo que ocurriría durante la pretemporada. El piloto brasileño Felipe Massa anunció su retiro, e incluso tuvo una emocionante despedida en el Gran Premio de su país.
De inmediato se nombró a su reemplazo, el canadiense Lance Stroll, campeón en la Fórmula 3 Europea y piloto de desarrollo en 2016; el norteamericano será el único debutante en la parrilla de Australia dentro de una semana, apenas a los 18 años.
Sin embargo, el campeón el alemán Nico Rosberg también anunció su retiro, por lo que Mercedes se quedó sin piloto de forma sorpresiva.
La opción de emergencia fue Bottas, quien sin esperarlo, se encontró con la oportunidad de su carrera, al dar el salto al mejor equipo del serial y abandonar el box en el que militaba desde 2012.
Una de las condiciones que Williams puso para dejarlo ir fue que Massa abandonara la idea de dejar la Fórmula Uno, y de rebote, el sudamericano volvió a la escudería británica, apenas un mes después de despedirse.
Sin esperarlo, Stroll se convirtió en el reemplazo de Bottas, y Felipinho volverá a los circuitos como el piloto principal del equipo, papel que ya ha cumplido en los entrenamientos previos, con el quinto mejor tiempo en Barcelona, por detrás de Ferrari y Mercedes, y casi un segundo más rápido que su coequipero.
El brasileño viene de una sus peores campañas en el Gran Circo. Terminó apenas en el lugar 11, con 53 puntos, 68 menos que en 2015, y con un par de quintos lugares como mejor resultado, por lo que debe recuperar la mejor forma para ser la punta de lanza de Williams.
Pero la intensa pretemporada no terminó ahí. Hace unos días se anunció la llegada de Paddy Lowe como director técnico, uno de los cerebros detrás del éxito de Mercedes de los últimos años, y quien ya estuvo en el garaje en Grove entre 1987 y 1993.
El directivo puede ser pieza clave para que Williams recupere posiciones con este cambio de reglas, y los tiempos de Massa parecen una buena señal para conseguirlo.
La duda está en cómo vivirá la escudería británica esa transición, con el motor Mercedes, el más veloz en los últimos años, con un piloto que hará su debut en la máxima categoría, y otro conductor que ya estaba retirado, y sin buscarlo se quedará un año más en Williams para gestionar este cambio, e intentar que su equipo vuelva al podio de constructores.
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