Con motivo de la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, la afectación económica en instituciones de Ecuador ha obligado a replantear gastos e inversión. Por decreto presidencial en el país rige el estado de excepción desde el 16 de marzo.
En este marco, la Secretaría del Deporte notificó el 28 de abril un recorte del Plan de Alto Rendimiento en al menos 20 federaciones nacionales por deporte, a las que se les entregará solo el 30 % de su presupuesto. No obstante, contrario a la austeridad que hoy es política de Estado, la administración de la Federación Deportiva del Guayas (FDG), con Andrés Tobón al frente, adjudicó un contrato el 24 de marzo para el mantenimiento de las cinco piscinas que pertenecen a esta institución provincial por $110 500, más impuestos, por 260 días, a Moisés Encalada Ramírez, quien aparece con dirección domiciliaria en Quito, sector El Inca.
Uno de los dirigentes deportivos que ha cuestionado el monto de la contratación vigente para el cuidado de las piscinas cuando no están en uso por la cuarentena es Julio Fuentes, presidente de la Asociación Provincial de Natación del Guayas (Apronag).
Fuentes ha dicho que, a la llegada de Tobón a la intervenida Fedeguayas en octubre de 2019, se despidió a la persona que realizaba el mantenimiento de estos escenarios y cuando se designó a otro empleado, el agua se puso verde.
Pero Tobón lo ha refutado alegando que aquello respondió a la culminación de un contrato de trabajo y que, por otro lado, se comprobó que el agua nunca estuvo verde, pero que “el uso de nuevos químicos sí generó una reacción en el agua, sin afectación a deportistas”.
El dirigente de natación, en tanto, manifestó que “solo manteniendo las piscinas con cloro, no hay problema. Se puede (casi) vaciar la piscina, pero dejar un poco de agua para mantener los azulejos del fondo. Esa contratación (reciente) es injustificada; en estos momentos de crisis es innecesario”.
Y añadió: “Como estas personas (FDG) no saben de manejo de piscina, contrataron, hasta lo que yo vi, sin conocimiento”.
'Un valor muy elevado'
Por su parte, Roberto Frydson, expresidente de la Apronag, explicó que al disminuir el uso de las piscinas se reduce el empleo del cloro y bajan los costos de mantenimiento. “Si el contrato es anual, el valor es muy elevado y no debería pasar de los $60 000. Ahora se inventan el uso de otros productos que elevan costos. Es como el COVID-19: cada uno con su receta”.
Frydson añadió que si los escenarios estuvieran en uso sería justificable el gasto, pero no tales montos; “ni así se justificaría un valor tan alto. Ahora usan métodos arcaicos para el mantenimiento. En otra época se usaba cloro-gas, que es adecuado y funcionaba bien”.
El exdirectivo observó que si están dañadas las bombas repararlas bajaría el costo de los químicos que usan para purificar el agua. “Lo pueden hacer, no hay voluntad”. Indicó que las piletas no pueden quedar sin agua, pues se deteriorarían.
Tobón: Ya estaba planificado
En respuesta, Tobón argumentó que el monto de la contratación para el cuidado de las piscinas del complejo náutico Vallarino-Garay (centro de Guayaquil) y del de Los Cuatro Mosqueteros (sur) es el más económico de los últimos cinco años, de acuerdo con los registros de la entidad provincial.
Agregó: “El proceso de contratación fue planificado dentro del plan operativo anual 2020 aprobado en febrero. El monto publicado corresponde a un estudio de mercado realizado por el área requirente, contemplando un mantenimiento constante y adecuado para las exigencias de los deportistas y usuarios de los dos complejos que suman 5 piscinas: tres olímpicas, una de calentamiento y otra de saltos”.
Al hablar de austeridad, Tobón puntualizó que “una vez decretado el estado de emergencia, se reprogramó el mantenimiento en función de la necesidad del momento, es decir, la falta de uso, lo cual hará variar significativamente el valor final del contrato. El monto contratado se pagará en la medida que se devengue el servicio, en función del cuidado”.
El interventor añadió que en abril se prestó el servicio al 60 %. “Ese porcentaje es el mínimo que se requiere para mantener el agua en buen estado. Es por ello que puedo indicar que la suma a pagar será menor de lo contratado al final, porque se licitaron 20 mantenimientos y solo se realizaron 12”.
El también funcionario de la Secretaría del Deporte defendió que “no se puede dejar de mantener las piscinas si consideramos factores externos (esmog vehicular, polvo, excremento de aves, etc.); los que pueden desencadenar en la pérdida de propiedades físicas (aparición de algas, olor putrefacto), químicas (irritabilidad, picazón), así como también biológicas (creación de cultivos bacterianos y virulentos). Si no se hace el mantenimiento tendríamos un agua estancada que produce la proliferación de mosquitos, moscas, entre otros insectos causando un foco infeccioso”.
Agregó que la opción de dejar a las piscinas sin agua al no estar en uso no es viable para disminuir costos, ya que el agua ejerce la función de amortiguador contra la fuerza de empuje de las paredes de la piscina, evitando que la estructura colapse. Señaló, como antecedente, que las piscinas de FDG no cuentan con sistemas hidroneumáticos y de filtrado, ya que los equipos que realizan esa función están obsoletos y el costo de reemplazarlos en muy alto. "Eso es otro elemento que justifica la necesidad de contar con el mantenimiento del agua de las piscinas, aun en este tiempo de emergencia en el que no tienen uso". (D)