La liga de Corea del Sur permitió este sábado, y por primera vez desde el inicio de la pandemia, el retorno de aficionados a las gradas de los estadios.
El protocolo a seguir ha sido estricto en los estadios que han acogido los primeros partidos de la decimocuarta jornada de la K-League 1, la máxima categoría división del fútbol surcoreano.
Es el caso del Complejo Deportivo de Tancheon en Seongnam (al sureste de la capital surcoreana), que albergó el encuentro que abrió la jornada entre el anfitrión, el Seongnam FC, y el Seoul FC.
Las entradas solo se pusieron a la venta online para evitar contactos y el recinto, al igual que el resto de estadios por el momento, solo pudo acoger un 10 % de su capacidad máxima de espectadores.
Todos ellos tuvieron que usar mascarilla y sentarse a distancia en butacas designadas, y se les impidió consumir comida y bebidas alcohólicas en las gradas, así como vitorear a sus equipos, que debieron conformarse con aplausos de sus seguidores.
Antes de entrar al estadio a los aficionados se les tomó la temperatura, se les obligó a desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico y se les hizo acceder usando un código QR que facilitaría su localización en caso de que se notificara un contagio de COVID-19 entre los asistentes.
Los comienzos de la K-League y del torneo de la federación surcoreana de béisbol, la KBO, se retrasaron hasta mayo y hasta ahora todos los partidos se habían disputado sin público.
Corea del Sur es uno de los países que mejor han controlado la propagación del virus gracias a su exhaustivo sistema de rastreo de contactos.
El país asiático suma algo más de 14 000 contagios, al tiempo que solo han fallecido 301 personas por el COVID-19, lo que deja una tasa de letalidad del 2,1 %. EFE
