La pandemia afecta a todos por igual y no tiene distingo de ninguna naturaleza. Se ha cobrado vida en todos los niveles. En días pasados el Colegio de Médicos rindió un homenaje póstumo a 107 profesionales caídos en el fragor de la lucha contra el COVID-19; la confraternidad de graduados del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte contabilizó 110 compañeros fallecidos. El deporte no se ha escapado de los efectos de esta emergencia sanitaria. En el béisbol nacional se fueron cuatro peloteros, un expresidente de la Federación Ecuatoriana de Sóftbol y dos periodistas deportivos muy queridos. El primero en partir fue Pedro Murrieta, integrante de la Selección que conquistó, el 1 de diciembre de 1966, el campeonato sudamericano. Fue múltiple campeón con Liga Deportiva Estudiantil y Naval.
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El segundo caso fue el de Carlos Cuesta, alumno de la escuela de béisbol que dirigió Ricardo Chacón, de la que salió una generación estupenda que dio el salto a primera división. Entre ellos destacaron Bonifacio Morán, José de la Gasca, Enrique Realpe, Bernardo Bastidas, Luis Ramírez, Diego Valenzuela, Octavio Bueno, Luis Pacheco, Alfredo Portalanza, Carlos Cadena, Alfredo Agurto, Salomón Wiesner, que fueron a Lima y ganaron una serie internacional. El Pato Cuesta jugaba la segunda base y fue campeón de los torneos de primera división con el Emelec en 1965 y 1970 con Nueve de Octubre en 1967. Más adelante murió Franklin Méndez, lanzador de la primera selección infantil que participó en un Mundial, el realizado en la capital de México en 1977. Jugó siempre en LDE y la confraternidad Elegolé le tributó homenaje muy pocos meses antes de su partida.
El cuarto pelotero que perdimos fue Marcos Barros, que se inició en la Liga del Forestal en 1963. Su primer uniforme fue el de la novena de Seven Up, luego pasó a Pilsener que era como la Selección. Jugó en la primera división en Emelec, Barcelona, Majis, Master. Su otra faceta fue la de entrenador y debutó con la selección del Técnico Simón Bolívar, con la que ganó el torneo intercolegial de 1974. Siempre armó nuevos equipos que hicieron muy buenos papeles; recuerdo a Ídolos –sucursal de Barcelona–, Sarcuni y otros. Fue propulsor del sóftbol y se radicó en la península de Santa Elena.
Marcos también lideró la reagrupación de las exglorias y leyendas del béisbol en las reuniones de cada sábado en la cancha de la Kennedy. Pocos días antes de que se contagiara de coronavirus me llamó por teléfono para saludarme y pedirme que me cuide; ironías que tiene el destino. Pocos minutos antes de fallecer envió un mensaje de voz muy entrecortado en el que alcanzó a decir: “Los quiero a todos. ¡Cuídense mucho!” Aquello causó un tremenda impacto, pero dice mucho de su sentido de amistad. También pereció Nicky Medina, propulsor del sóftbol como jugador y luego como presidente de la Federación Ecuatoriana de ese deporte.
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En el periodismo perdió a varios soldados. Walter Espinel, que laboró por muchos años en la redacción de deportes de EL UNIVERSO y fue un acreditado comentarista de radio CRE, en la que mantuvo por más de 50 años el programa Mundo deportivo, que fue el más antiguo del país. Como presidente del Círculo Deportivo de Periodistas del Ecuador adecuó el palco de prensa del Modelo, lugar donde cada domingo nos deleitábamos con los comentarios y anécdotas de Manuel Chicken Palacios, Rafael Guerrero, Jorge Delgado, Ricardo Chacón, Manuel Mestanza, Ricardo Vasconcellos Rosado, Bobby Bermúdez, Manuel Puga, Carlos Chérrez Gómez, Guillermo Valencia León, Mario Chausón Valdez, Jorge Lazo, Luigi Pescarolo Orellana, Eduardo Díaz, Carlos Fuentes, Francisco Doylet, Arístides Castro, River, Mauro Villamar y varios periodistas más.
Paterson Alcívar, un quijote de la comunicación, que laboró en nuestro programa radial Desde los diamantes, en CRE, hasta el final. Que estas partidas dolorosas, tristes, nos den la energía suficiente para soportar la pandemia. (O)