Iker Casillas revolucionó la tranquilísima concentración en Horst del Oporto. La llegada del meta multiplicó por 10 la presencia de aficionados en el entrenamiento matinal. Habitualmente acudían unas 10 o 20 personas y hoy había más de 200. Llegados de pueblos cercanos, con camisetas del Real Madrid, todos querían ver la anueva incorporación del Oporto y esta vez no solo había periodistas portugueses, ya que se sumaron los enviados especiales de España, además de alemanes y holandeses dispuestos a mostrar el primer entrenamiento de Iker.
El ex del Real Madrid llegó al campo en bicicleta, y lo hizo de los primeros, para evitar encontrarse con mucha gente. En el vestuario bromeó con los españoles y saltó al terreno de juego junto a Alberto Bueno, del que no se ha separado desde que llegó Holanda. Tras una charla inicial de Lopetegui, donde se le dio la bienvenida, se pusieron a trabajar. Lo hicieron en tres grupos mezclados y realizando rondos para, a contiunación, empezar con el trabajo específico de portería.