El otro día entrevistaron en la radio de la CBS a una leyenda de los Tampa Bay Buccaneers, al gran Ronde Barber. Lo más trascendental de lo que dijo fue la opinión que dio de cómo ve él a Jameis Winston. La opinión de uno de los grandes capitanes de la historia de la franquicia, acerca de la incorporación potencialmente más influyente (para bien o para mal), es una opinión importante. Y más en el caso de Ronde Barber, con un currículum de 16 años (1997-2012) como cornerback/safety, durante los cuales se las ha tenido que ver con toda clase de quarterbacks. El señor Barber aseguro que lo que él más destaca de Jameis Winston es la confianza que tiene en sí mismo, y que tiene las cualidades de convertirse en un “gunslinger”.
Este término, tan old school, lo podemos traducir como “pistolero”. Es usado para calificar a los quarterbacks que se atreven con más pases profundos, más arriesgados. Aquellos pasadores que suman muchas yardas y pases para touchdown, pero también acumulan bastantes intercepciones. Un rifador. Tomad como ejemplo a Brett Favre para haceros a la idea.
Esto ahora lo vemos como una especie extinta, pero hace 30 años todos los quarterbacks tenían mucho de gunslinger, y progresivamente la cosa ha ido decayendo. Ahora se prima la precisión, poder ganar yardas en jugadas cortas, en las que en otro tiempo se hubiese jugado a la mano. De vez en cuando vemos a Drew Brees, Philip Rivers, Matthew Stafford o Tony Romo, jugársela cuando hay que jugársela, y acabar tantas veces interceptados, como milagrosamente completando. Pues imaginaros que eso fuese la tónica general durante los 4 cuartos. Buscad y mirad las estadísticas de Terry Bradshaw, Dan Fouts, o el recién fallecido Ken Stabler.
Pero…¿es Jameis Winston un gunslinger? Es un chico joven que va a entrar en la NFL con solo 21 añitos, tras solo 2 en Florida State University. Su estilo de juego está aún en evolución, y sufrirá cambios en su entrada a la NFLl. Aun así, vamos a echar un vistazo a sus dos temporadas en Florida State.
2013 (el año en que gano el trofeo Heisman al mejor jugador colegial) fue de todo muy de color de rosa, con 40 touchdowns frente a solo 10 intercepciones. Lanzó menos de 400 pases, lo que es un poco por debajo de lo habitual en una temporada en college de un quarterback de estilo clásico. También es que no había necesidad, Florida State dominó todos los partidos ese año.
En 2014, con las cosas más difíciles para un equipo que se vio obligado a remontar muchos sábados, Jameis Winston subió hasta 467 intentos. Su precisión no bajó notablemente (de 67% a 65%), pero el ratio touchdown-intercepción si, con 25 anotaciones por 18 robos. Durante toda la temporada pudimos ver a un Winston que lanzaba balones en situaciones cuestionables. Así provocó muchas pérdidas, pero también consiguió touchdowns vitales en una racha invicta que se mantuvo hasta la catástrofe de la Rose Bowl contra Oregon.
Todo puede cambiar, y seguro que ya le han dicho que cambie a una mentalidad más conservadora. Pero también es verdad que está en los Tampa Bay Buccaneers, y que si en un sitio puede jugárselo todo cada domingo es ahí, pues muy poco hay que perder.