Este Betis va a necesitar algunos retoques importantes si quiere competir con garantías en Primera. Si un Coria de Tercera le superó en la primera mitad del otro día, el San Roque de Lepe, de Segunda B, fue capaz de tutear a un once inicial bético plagado de presuntos titulares (Adán, Van der Vaart, Pezzella, Portillo, Petros...) y de superar claramente al que salió en la segunda parte, con mayoría de teóricos suplentes.
Un escalón más para el equipo de Mel y sensaciones parecidas. Al San Roque lo entrena el ex bético Juanito, que, que sabe perfectamente de qué pie cojea su exequipo y las necesidades que sigue acusando como el comer: experiencia atrás y contundencia y velocidad arriba.
El partido lo comenzó el Betis con las mismas dudas que en el Guadalquivir coriano. Faltaba llegada y sobraban fallos atrás. Tras crear tres ocasiones claras, larguero incluido, los locales se adelantaron con una buena jugada de su estrella, Manu Ramírez, que por poco amplía el marcador poco después. Un penalti metió al Betis en el partido, aunque lo fallara Van der Vaart. Los verdiblancos se animaron para que Bocanegra, meta local que por cierto salió de las categorías inferiores verdiblancas, abortara hasta tres claras ocasiones. Lo paró todo hasta que el argentino Pezzella estrenó su fama de central goleador rematando bien un córner al borde del descanso.
Tal y como hizo el martes, Mel cambió a todo el equipo menos la portería y el nuevo once, tal vez despistado, recibió el 2-1 nada más salir del vestuario. Pero no, no había sido una coyuntura. Los suplentes hicieron honor a su etiqueta y, bastante peor todavía que los del inicio, no sólo no fueron capaces de empatar sino que recibieron dos goles más hasta llegar a un 3-1 que provoca el primer sonrojo del verano para los aficionados verdiblancos y una alegría para los de Lepe.