Steve Cummings, de 34 años, hizo explotar de alegría al equipo sudafricano MTN-Qhubeka, en el día que conmemora el nacimiento de Nelson Mandela. El británico, que ya había ganado una etapa de la Vuelta a España en 2012, aprovechó el marcaje al que se sometieron los franceses Thibout Pinot y Romain Bardet, para atraparles y remacharles en la meta de Mende. Por detrás de la escapada, en la lucha por la general, Nairo Quintana lanzó un ataque que le sirvió para desbancar a Tejay Van Garderen de la segunda plaza. Chris Froome pareció sufrir en primera instancia, pero finalmente resistió las andanadas del colombiano. Alejandro Valverde sigue cuarto, a 4:02 del líder, y Alberto Contador sube a la quinta posición, pero cede otros 19 segundos.
La fiesta del ciclismo se ensució minutos después de acabar la etapa, cuando se conocieron dos noticias. Por un lado, un aficionado había tirado orina al líder Froome, el mismo día que se supo que Richie Porte había recibido un puñetazo de otro vándalo. Dos lamentables agresiones que poco tienen que ver con lo que ha sido históricamente el ciclismo: un deporte donde el público y el corredor podían convivir en el mismo espacio. La superioridad del Sky está levantando tantas sospechas y tanta crispación en las redes sociales, que ya se están excediendo los límites. "Decepcionado con el aficionado francés que ha arruinado mi gran día de hoy", escribió luego el maillot amarillo en Twitter. Paralelamente, el jurado técnico anunciaba la descalificación de Eduardo Sepúlveda, quien, con una avería, se montó en el coche del Ag2r para ir hasta el vehículo del Bretagne.
Pero volvamos con la etapa. El protagonismo de una escapada numerosa estaba cantado en un terreno tan sinuoso como el que presentaba esta etapa del Macizo Central: dos cotas de cuarta y dos de segunda, en un continuo sube y baja. Antes, una caída en el km 5 creó nerviosismo en el pelotón y envió a casa a Steve Morabito, con fractura de clavícula. El día empezaba tenso. Tras varias alternativas, la fuga definitiva quedó compuesta por una veintena de ciclistas. Entre ellos, dos españoles (Rubén Plaza y Castroviejo) y otros corredores con pedigrí (Bardet, Pinot, Urán, Sagan, Van Avermaet, Cummings…). La aventura superó los siete minutos de ventaja, suficiente para jugarse la victoria. El Sky de Froome se limitó a controlar para que no abriera diferencias preocupantes.
A 10 kilómetros, Golas y Koren eran cabeza de carrera. Ladagnous y Roy tiraban por detrás para acercar a su líder del FDJ, Thibout Pinot. Fue otro francés, sin embargo, quien pegó el primer zarandeo en la subida final: Romain Bardet. Hasta tres veces arrancó: en la última logró dejar la compañía de Simon Yates y al fin se marchó en solitario. Aunque Pinot se guardaba aún su bala y le dio caza. La situación apuntaba a una fiesta francesa, pero Pinot y Bardet, rivales encarnizados desde sus tiempos en la categoría amateur, perdieron demasiado tiempo en marcarse. Tuya, mía, tuya, mía... Y a su estela, sin ningún miramiento, llegó Cummings, que se la jugó en las curvas finales para coronarse en Mende.
Por detrás también había movimiento. Nairo Quintana atacó en la subida. Sólo Vincenzo Nibali logró inicialmente neutralizar su primer zarpazo. Fue otro espejismo del italiano. No llegó su compañero Alejandro Valverde, que se dejó caer a rueda de Froome, donde aguantaba Contador. No lo hacía Van Garderen, que veía peligrar su segunda plaza del podio. El maillot amarillo parecía pasar dificultades, pero ya sabemos que su amigo fiel es el potenciómetro. Como ya le vimos hacer en la última Vuelta, subió a su ritmo y consiguió llegar a rueda del colombiano, a quien luego le metió un segundito en la meta. Contador no aguantó tanto empuje y cedió 19”: aun así arrebató la quinta plaza a Geraint Thomas. Mientras, Valverde se dejó sólo 4” y sigue como mejor español, en la cuarta posición.
La etapa de Mende hace albergar esperanzas de que Froome no tenga sentenciada la carrera. Nairo Quintana da muestras de ir a más, como ya le ocurrió en el Tour de 2013, que terminó con una victoria en Semnoz-Annecy sobre el mismo rival que ahora le precede. Su compañero Valverde, menos presionado que otros años, se divierte en cabeza y ya empieza a soñar: “El objetivo es que Nairo gane el Tour… Y si yo me subo al podio, ya sería la leche”.
Las anteriores llegadas a Mende siempre tuvieron influjo español. El primer año, en 1995, hubo triunfo francés en el Día Nacional de Francia: Laurent Jalabert. Pero aquella victoria remató una maniobra de la ONCE que puso en jaque durante gran parte del recorrido el quinto Tour de Miguel Indurain. Marcos Serrano, en 2005, y Purito Rodríguez, que batió a Contador en 2010, completaban el palmarés del aeródromo hasta este sábado.