Se puso la camiseta de Independiente Medellín e inmediatamente hizo una promesa: "Traeré de traer la presencia de Dios al grupo, para que de esa manera seamos bendecidos". Daniel Torres llegó a territorio paisa transformado. No queda nada del jugador que pasó con más pena que gloria por Atlético Nacional y que estuvo salpicado por rumores de indisciplina.
Torres no se conforma con ser el capitán del DIM y el eje futbolístico. Está decidido a convertirse en el líder espiritual del equipo de Leonel Álvarez. Y la primera muestra la dio una hora antes del clásico antioqueño. A las 5:00 p.m. salió a la cancha descalzo y con el oído pegado al celular, como lo hacía en Santa Fe. Fueron 13 minutos los que dedicó a recorrer la cancha, elevar los brazos, meterse en los arcos y realizar oraciones.
Minutos después se fueron uniendo Frank Fabra, Sebastián Macías y Dídier Moreno. Su actitud fue diferente a la de Torres, pero trataron de conectarse con la energía del estadio y de sentir la grama con la planta de los pies, a una hora del clásico paisa 285 en la segunda fecha de la Liga Águila II-2015.
Mientras Torres realizaba su ritual, los insultos de la tribuna no se hicieron esperar. Los hinchas verdolagas, que serán los únicos en la tribuna, le recordaron su pasado con palabras como "borracho". El volante, por su parte, nunca se desconcentró y siguió atento al sonido que salía de su celular.
"Desde que le entregué mi vida a Dios, se transformó mi vida y mi desempeño en mi trabajo. Estoy seguro que vine con la presencia de él y se van a dar muy buenas cosas. Ese era un plus que teníamos en Santa Fe. La prioridad era esa. Después recibiremos los anhelos que tenemos", expresó Torres hace algunos días.