El dardo de Mou a Casillas por su salario en el Oporto es el último ataque del portugués al portero. Una relación tormentosa que empezó en 2011 y que, para el portugués, aún sigue coleando pese a que los dos ya no están en el Madrid...
La llamada. En 2011, tras un violento partido de vuelta de Supercopa ante el Barça, Casillas llamó a Puyol y Xavi para rebajar tensión. Mourinho lo entendió como una afrenta personal.
El castigo. Una semana después se celebró el Trofeo Bernabéu. Mourinho quitó a Casillas de la titularidad. Aquella suplencia se entendió como un castigo.
El ‘banquillazo’. En diciembre de 2012, Mou volvió a dejarle en el banquillo ante el Málaga. Aseguró que Adán, titular aquella noche, estaba “más en forma”.
La lesión. En Copa, en la vuelta ante el Valencia, Arbeloa, accidentalmente, le fracturó la base del primer metacarpiano. 24 horas antes, uno de los ayudantes más directos del técnico, aseguraba a unos periodistas que “iban a hacerle la vida imposible a Casillas”. Se fichó a Diego López. Nunca volvería a jugar con Mourinho, que le acusaba sotto voce de filtrar noticias a sus amigos periodistas. De traicionar al vestuario.
El ataque. Sara Carbonero, pareja del portero, comentó en Televisa que Mourinho tenía “varios frentes abiertos y división en el vestuario”. Recibió feroces críticas. Nadie le defendió.
La soledad. Sólo el presidente acudió a la clínica a interesarse por su estado. Fue una vez. Del entrenador y cuerpo técnico nunca recibió una llamada. Tras recuperarse, Karanka, ayudante de Mourinho, le atacó: “Tiene el alta médica desde hace una semana, pero no tiene el alta competitiva”.
La lucha. Tras la marcha del portugués, aguantó insultos de cierto sector de la grada, fiel seguidora del ideario mourinhista. Hasta que explotó: ante el Valencia (9 de mayo de 2015) gritó: “¡Ya está bien hombre. A tomar por...!”.