Demasiado resacosos como para aspirar a algo grande
Lo de los Niners es un drama que empezó al final de la temporada 2002, cuando las guerras internas dentro del vestuario terminaron con Mariucci (entrenador), Jeff García (quarterback) y Terrell Owens (estrella) fuera del equipo de una tacada. Desde entonces vivieron un largo bucle de ocho años en busca de la personalidad perdida, el mito de la West Coast y un quarterback que al menos fuera la sombra de Montana o Young. Pero nada de nada. Tras 20 años como referentes de la NFL, la bajada a los infiernos estaba siendo demasiado larga.
En 2008 llegó Mike Singletary, un viejo mito defensivo de la NFL, con el compromiso de crear una defensa legendaria como primer paso para el renacer de un Fénix con los colores del equipo como bandera. Sangre y oro: espíritu indomable y estrellas fulgurantes. Y lo cierto es que cumplió con su compromiso. La defensa empezó a ser espectacular, pero él se enfrentó a medio vestuario y el ataque nunca estuvo a la altura.
Entonces llegó a San Francisco un genial ilusionista. Jim Harbaugh supo mantener todo lo bueno que había hecho Singletary y aportar una capacidad motivadora sobresaliente que enamoró a los aficionados. Los Niners habían recuperado la mentalidad ganadora en tiempo récord y acaparaban titulares. Solo se hablaba de ellos. Tres finales de conferencia consecutivas y una Super Bowl disputada. Pero, sobre todo, el escudo sangre y oro había recuperado el prestigio y el equipo el carácter.
Ahora, Jim Harbaugh se ha marchado al football universitario dejando una sensación agridulce y un equipo en el que cada semana se retira un jugador. Y desde fuera parece que a Jim Tomsula, un hombre de la casa, le han soltado una patata caliente muy complicada de digerir y a ver qué pasa. El bloque sigue manteniendo parte de la columna vertebral que llegó a una Super Bowl, pero las bajas y las retiradas de esta offseason van a pesar. La impresión es que después de haber vivido en una montaña rusa durante demasiado tiempo, todos los miembros de la institución siguen un poco mareados, sin saber muy bien cuál es el camino.
De entrada, Jim Tomsula lo tiene claro. Se aferrará a los fundamentos básicos para intentar sobrevivir: defensa, intensidad, juego de carrera y Kaepernick haciendo lo que sabe, que no es pasar. Sin florituras, histrionismo ni sobresaltos. Esa receta se antoja un poco escasa para tener éxito en la NFL actual, pero antes de meterse en fregados este equipo lo que necesita es pasar la resaca.
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Las tres claves del equipo por Marcos Álvarez
1 La vuelta de NaVorro Bowman tras su terrible lesión de rodilla se antoja clave. Su aportación en el campo será vital para que no se noten tanto las retiradas de Patrick Willis y Chris Borland. En el vestuario se debe convertir también en el ejemplo a seguir. Los 49ers necesitan a la mejor versión de Bowman para sobrevivir en la dura NFC Oeste.
2 El ataque debe ofrecer una imagen completamente diferente a lo visto a lo largo de 2014. Se volverá a los orígenes y se correrá de forma predominante con el balón, añadiendo el componente del big-play y las olvidadas jugadas de screen en el juego de pase. Los fichajes de Torrey Smith y Reggie Bush en la agencia libre se hicieron precisamente pensando en ello.
3 Si hay dos palabras que en San Francisco no se quieren escuchar este año son las de “Jim Harbaugh”. Con el histriónico entrenador los Niners llegaron a cotas muy altas en los últimos años, pero de nada servirá recordarlas. Jim Tomsula es quien manda ahora en la bahía y de su labor en la banda dependerá en gran medida el destino del equipo de aquí en adelante.
Lo mejor
1 Los Niners cuentan con un staff defensivo de nivel All-Star curtido en mil batallas.
2 Este año todos los jugadores están comprometidos con el equipo (no hay “holdouts”).
3 Pese a las pérdidas sigue habiendo talento en defensa para pelear contra cualquiera.
Lo peor
1 El vacío de liderazgo en el vestuario con las salidas de Willis, J. Smith y Gore.
2 La confección del cuerpo técnico ofensivo deja bastantes dudas.
3 La dura competencia divisional pondrá a prueba el nuevo proyecto de San Francisco.