Siempre se suele decir que Fernando Alonso ofreció sus mejores años en Fórmula 1 con la escudería Ferrari. Pero hay dos teorías, o quizá tres, que se anteponen a esa opinión. La primera habla de los resultados y sus dos títulos con Renault en 2005 y 2006. La segunda, más optimista, sostiene aquello de que lo mejor está por llegar. Y la tercera se refiere a un momento histórico, el de su primera victoria, en Hungría en 2003 aquel 24 de agosto de hace ya doce años, el día que incluso dobló al que sería campeón del mundo esa temporada, Michael Schumacher. Ese día fue el de la confirmación de un inicio impactante.
Ahora el asturiano está en un nuevo comienzo, debe volver a ser una promesa en un coche que tiene todo por mejorar para llegar algún día a repetir victoria, a lograr la 33 que lleva ya demasiado tiempo esperando en la estadística. No será este fin de semana, pero la cita de Hungaroring tiene un importante peso específico en la resurrección programada. Y es que, después de Mónaco, llegamos al circuito que mejor se adapta a las características del McLaren Honda, un coche con una importante deficiencia en cuanto a caballos de potencia, pero que dispone de una aerodinámica interesante.
El objetivo aquí debe ser puntuar. Y para conseguirlo se han tomado algunas medidas como la sustitución de la unidad de potencia Honda. Alonso estrenará motor, también su compañero Jenson Button, pero sin ninguna mejora significativa, es decir sin utilizar los tokens que aún tienen disponibles.
Lo que tendrán es alguna que otra evolución aerodinámica específica para este trazado húngaro, revirado, con 4.381 metros, catorce curvas y rectas muy cortas, una pista con una media de velocidad de 190 km/h donde el McLaren debe mostrar su mejor versión. Estamos hablando de puntuar y de hacerlo de una manera cómoda. Recordemos que en Mónaco vimos a Button terminar octavo a solo un segundo del Force India de Checo Pérez que fue séptimo, después de salir desde la décima posición. Así las cosas, la intención de McLaren es meter ambos coches en la Q3 y acabar en los puntos. Para conseguirlo les debe respetar la mecánica y la fiabilidad ha de ser máxima.