Son las 10:30 de la mañana y en una fría cancha de La Florida un grupo de futbolistas se apronta a iniciar un nuevo entrenamiento. Se trata del club de los 'sin club', un equipo donde ninguno esperaba estar, pero donde gracias al SIFUP mantienen viva la ilusión y siguen sintiéndose, al menos por un par de horas, futbolistas profesionales.
El 6 de agosto se cierra el libro de pases de la A y la B, mientras que un par de semanas después es el límite para fichar en la Segunda División. Los plazos se acortan y las opciones se minimizan, mientras la esperanza y la desesperación se funden en la cabeza de estos deportistas.
"Estamos siempre machacando y motivando para que se sobrepongan a la adversidad y a todos los problemas económicos y familiares, ya que esto conlleva a que hay más gastos y no hay ninguna entrada. Uno muchas veces los ve decaídos, aunque una vez que empiezan a entrenar y jugar se les olvida. Claro que cuando la práctica termina, vuelven los pensamientos", afirma César Marín, ex jugador de la UC, Coquimbo y La Serena, entre otros, quien tiene la misión de dirigir a este grupo de futbolistas. "Ya se han ido más del 60 por ciento de los que comenzaron entrenando, entonces eso nos motiva tanto a nosotros como a los jugadores que van quedando", añade.
El "colocolino" Roa
Ariel Roa (19) llegó a los 8 años al Monumental. Es hincha acérrimo del Cacique y mientras avanzaba de serie en serie como un fiero defensor, su sueño de jugar en el primer equipo parecía acercarse. Sin embargo, tras ganar el título con la sub 19, debió agarrar sus cosas y partir del Monumental como uno más. "Fue muy triste, es como irte de tu casa y cuesta mucho acostumbrarse. De todas formas, uno siempre ve jugadores que deben dar la vuelta larga. Tal vez me faltaba salir de ahí, conocer otros clubes y otras realidades, porque estando en un club grande uno como que mira en menos ciertas situaciones", confiesa.
Roa es casado, tiene una hija y sus ganas por seguir en actividad son inmensas. Su padre ya le ofreció trabajo en su empresa independiente, pero él no claudica. "Estoy dispuesto a ir a cualquier tipo de club que me de al menos una ayuda económica", recalca.
El talentoso Oliver Toledo
Es volante ofensivo, tiene 27 años y en sus inicios en Audax fue comparado con Jorge Valdivia. Hoy sigue a la espera del llamado milagroso que le de una nueva oportunidad. "Creo que tomé malas decisiones en mi carrera, pero uno sabe que esto es así", cuenta Toledo, quien jugó hasta hace poco en Iberia. "Es difícil estar entrenando y ver que no hay movimientos, que no pasa nada, pero hay que esperar hasta el último, uno nunca sabe", agrega.
Hace unos días recibió un llamado desde Deportes Puerto Montt, pero aún no hay nada concreto. Por mientras, sabe que no puede cerrarse a nada. "Siempre he sido el sustento económico de mi familia, aunque por suerte mis padres me han apoyado bastante. Si no pasa nada de aquí a unos días, habrá que pensar en hacer otra cosa".
Cristóbal Vergara, el ex capitán de la Sub 20
Antes del Sudamericano de Argentina, donde Chile logró clasificar al Mundial de Turquía, Vergara era capitán y líder del equipo. Sin embargo, una lesión y el cambio de entrenador (llegó Mario Salas en reemplazo de Fernando Carvallo) lo dejaron fuera. La U lo prestó a Barnechea y en el último semestre jugó varios partidos en Primera División.
"Uno nunca espera estar acá, pero lo tomo como una oportunidad. Hay cosas que no hice bien, aspectos por mejorar y no saco nada con fastidiarme por mi presente", reconoce. "Es complicado estar en esta situación, principalmente porque ves que van pasando los días. Hay muchas ganas de jugar y estar en un club, pero la desesperación entra. De todas formas tengo fe en que algo saldrá".