Ya no queda más “terreno favorable”. Ya no sirven los “Se intentará” o “Lo haremos lo mejor”. No va más: sólo faltan 110 kilómetros y dos subidas de categoría especial, la extensa Croix de Fer (29 km al 5,3%) y el mítico Alpe d’Huez, con sus 21 curvas y sus exigentes 13,8 km al 8,1% de porcentaje medio. La Croix de Fer sustituyó al Galibier, previsto originalmente, por unos desprendimientos de tierra y rocas. Christophe Riblon, en 2013, fue el último en inscribir su nombre en la lista.
En el presente, a Nairo Quintana y Alejandro Valverde les separan 2:38 y 5:25 de Chris Froome. Vincenzo Nibali, cuarto, se encuentra a 6:44. Alberto Contador, quinto, se aleja a 7:56. “Todo o nada”, se escucha en el pelotón, aunque la situación del líder sea muy favorable: “Dispongo de un buen colchón. Simplemente, vigilaré a Nairo”. El colombiano no se arruga: “Seguiré hasta el final por el sueño amarillo”.
Nicolas Portal, director del Sky, amplía la estrategia: “Froomey tiene bastante ventaja, así que jugaremos con el tiempo, nada de tonterías que puedan costar el maillot. Nos centraremos en Nairo. Como alejamos a Valverde, si Nibali o Contador atacan, Movistar debe reaccionar. Si no, les marcaremos nuestro ritmo”. Geraint Thomas, que marchaba cuarto, cedió ayer: “Se sentía regular en los últimos días, pero se dejará la piel en Alpe d’Huez, como el resto del Sky”. Como Froome y Nairo por el amarillo. Como Valverde, Nibali y Contador por el podio.