En la creciente preocupación que existe dentro de la NFL por los casos de violencia doméstica, la desvinculación de la franquicia de Louisiana con Junior Galette ha sido el último episodio y, desgraciadamente, no será el último.
A pesar de ser el mejor pass-rusher del equipo durante los últimos dos años con 22 sacks, los Saints se mostraban preocupados con un par de incidentes fuera de los terrenos de juego y en los que Galette se encontraba implicado.
El primero de ellos ocurrió el pasado mes de enero y aunque los cargos han sido finalmente desestimados, lo cierto es que los Saints no querían seguir vinculados con alguien del que se rumoreaba que la liga estaba considerando una sanción.
Lo más llamativo del caso es que el equipo acordó una ampliación de contrato el pasado mes de septiembre de cuatro años y 41.3 millones de dólares y que sólo la temporada pasada, su ya antiguo jugador les costó la friolera de 18 millones.
Poco tiempo después de conocerse la noticia, Gallete declaraba que era la peor decisión que (los Saints) han tomado en su vida. “Ha sido una horrible decisión el darme la patada cuando estoy en el suelo”, sentenció el defensive end.
Debido a las obligaciones contractuales que tienen con él, el línea de defensa les costará 5.25 millones de dólares frente al tope salarial del 2015 y más de doce serán relegados a un futuro.
El caso de Galette es la última entrega de las fallidas ampliaciones llevadas a cabo por Mickey Loomis, el GM del equipo, y que no han podido aprovechar en su justa medida los años más gloriosos de Drew Brees. Tanto en el caso de Jimmy Graham como en el de Junior Galette, estos dos jugadores ya no se encuentran con los Saints.