A las 11 de la mañana, Ignacio “Nacho” Beristáin contesta su celular en la Cuidad de México y habla con la boca llena: “Ahorita no puedo hablar”, dice. A modo de disculpas, se justifica: “es que estoy desayunando, compartiendo con un compa. Si me llamas en una hora, con gusto te atiendo”.
Antes de que corte la llamada, Beristáin pregunta, curioso: “¿De qué quieres que hable?”.
-De Román “Chocolatito” González-, le contesto.
-Con gusto, solo llámame-, responde.
Una hora después, el legendario entrenador mexicano, forjador de más de veinte campeones mundiales, el más célebre de ellos Juan Manuel “Dinamita” Márquez, dice estar listo e invita a que le pregunte.
¿Qué le pareció la última versión de Román frente al tailandés Srisaket Sor Rungvisai?
Es lamentable lo que le ocurrió a este muchacho. Un final funesto nadie lo esperaba. Pero me sorprendió no lo que vi en el ring, sino cómo se veía el día del pesaje. Se notaba que tenía poco trabajo físico y eso me dio mala espina. Ya en el primer round confirmé que no estaba bien preparado.
¿Lo vio temeroso?
Sí, eso es lo que normalmente refleja un boxeador que sabe que no entrenó bien.
Después de dos rounds trabados, ¿usted qué pensó?
La pelea no se le complicó ahí, no en ese momento, sino tres días antes. Él sabía que no estaba preparado para eso. Él sabía que el resultado iba a ser negativo porque no entrenó bien o las personas que lo entrenaron no le exigieron un entrenamiento pleno, recio. Él venía mal.
Román cae la primera vez, ¿qué debió hacer?
Creo que no debió correr más riesgos, porque sí lo lastimaron. Hasta pensé que le habían hecho algún daño en la mandíbula, recibió golpes plenos.
Se fajó y lo pagó caro…
Es que no tenía otro recurso, no tenía otra opción más que plantarse ahí y pelear palmo a palmo porque sabía que el resultado se le venía encima.
¿Está diciendo que Román se fue a entregar?
Lo que personalmente pienso y como he tenido peleadores irresponsables, que han tenido un final funesto, es que si no entrenan llegan sin un fondo físico, y a la hora de la pelea, recurren a lo mismo, pararse ahí enfrente y pelear.
Para peleas tan serias como esta, ¿cuánto tiempo es lo recomendable entrenar?
Yo creo que un boxeador entregado a su profesión, debe hacer, como mínimo, seis semanas para un entrenamiento más o menos regular (…) pero cuando se hacen tres meses, el boxeador llega con una gran condición física y mentalmente preparado.
La división súper mosca es la cuarta de Román, ¿aquí qué futuro le ve?
Yo creo que debería de hacer un esfuerzo, aunque entrenara a largo plazo, de irse a la división anterior (mosca). Las 115 libras se ponen cada vez más difíciles, está un japonés (Naoya Inoue) que pega, resiste, y está el mexicano “Gallo” Estrada que es un peleador que por una lesión en su mano se ve disminuido, pero que es un gran peleador.
Pero para regresar a 112 libras tendría que escurrirse…
Yo diría que sí, pero el problema es que Román no es muy alto y en 115 se ve medio gordito, y no es fuerte para ese peso. Lo que pasa es que técnicamente es superior a cualquiera de los peleadores que están en la división, llámese Cuadras, o “Gallo” Estrada o el mismo tailandés, pero no es un peleador muy fuerte, es un peleador con grandes facultades técnicas, que lo habían manejado bien, pero quién sabe qué ha sucedido últimamente, a lo mejor la muerte de su entrenador le pesó mucho. Es un peleador que depende de sus combinaciones, es espectacular.
En el caso que decida seguir en 115 libras, ¿qué resultado podría esperarle?
Yo creo que debe contar con un preparador físico que lo someta a un trabajo metódico, y que agarre la fuerza física que necesita, tal vez corregirle un poco sus pies, lo vi muy abierto, así lo vi en las dos últimas peleas, y este es un defecto técnico que adquieren los peleadores que son muy buenos, si no tienen un mantenimiento técnico cada vez que van a pelear.
¿Alguna vez recibió alguna llamada del equipo de Román para entrenarlo?
Yo no tomé muy en cuenta a la gente que me llamó porque los noté inseguros, los noté como que no tenían la autoridad como para tratar de hablar conmigo, por eso que yo ya no les seguí contestando. Me hablaron como tres gentes diferentes, pero así como hablaron conmigo hablaron con otros, y entonces vi que no eran gente seria, y no les puse mucha atención.
Si usted tuviera a Román en sus manos en este momento, ¿cuál sería el siguiente paso?
Yo como entrenador pensaría que hay que corregirle muchas cosas, y aunque fuera a largo plazo, vigilarlo muy de cerca y ponerle un entrenador físico que lo ponga fuerte, y ya él va a llegar con mayor seguridad, pero por la tunda que le dieron no sé que estará pasando por su mente.
Cuando se pierde por KO, el boxeador pierde confianza y puede pensar en el retiro, así lo dijo Román, ¿usted le ve mucha madera todavía?
Puede ser que sí, pero necesita esa vocación de entrenamiento que tenía, recuperarla, porque cuando no le pones cariño a lo que haces, el boxeo te manda facturas muy pesadas, y es lo que le está pasando a él, el boxeo le mandó una factura muy pesada a Román.
Ahora, ¿cómo ve a Rungvisai con “El Gallo”?
Creo que el campeón será finalmente “El Gallo” Estrada, aunque tenga al tailandés que es una fiera peleando. “El Gallo” Estrada es un gran peleador y si se cuida tiene un gran fondo físico, nada más que anda con una lesión en la mano que no le han podido corregir o la persona que le venda las manos no se las ha cuidado bien.
¿Qué mensaje le gustaría enviarle a Román?
Que piense que un pueblo como el nicaragüense está encima de él, los ojos de todo el mundo están encima de él, yo creo que en agradecimiento a esa atención, debe prepararse como antes, y pensar que es el deportista más grande que ha tenido Nicaragua después del sensacional Alexis Argüello, y que debe recuperar la vocación que lo hizo ser el mejor peleador libra por libra, el más técnico. Es una gran responsabilidad pero debe haber alguien que esté cerca de él y que lo convenza de que tiene un compromiso con un pueblo como el nicaragüense, que lo idolatra. Y le mando un saludo y quiero que sepa que “Nacho” Beristáin lo admira por su boxeo, qué él puede eso y más.