La cosa va bien, ¿no?
—De eso se trataba. Ando algo cansado, pero me siento realmente feliz.
—¿Feliz por estar en la dinámica de grupo?
—Me encuentro bien, en forma. Me puse bien las últimas semanas de la pasada temporada y este verano pudo hacer la pretemporada, algo que no lograba desde 2013. En las vacaciones me ejercité, pero sin volverme loco. No me podía contracturar.
—¿Le faltó suerte?
—Lo hablé con mis más íntimos en más de una ocasión. El año pasado fue el más difícil de mi carrera, fue complicado. Llegué tocado y eso pudo afectar a mi aclimatación. Luego tuve que decidirme a operarme, tras intentos por evitar el quirófano en un tratamiento conservador. No fue sencillo, para nada. Lo primero que quieres hacer es jugar pronto con tus compañeros, ante tu nueva gente. La experiencia me ayudó y solventé situaciones que no fueron cómodas.
—¿Cómo vivió el triplete?
—Con alegría por mis compañeros y por el club, claro.
—¿Está listo para olvidar esa pesadilla?
—Sí. Repasando de manera rápida todo, el año pasado me operé, me puse bien y jugué; ese fue mi triplete particular, mi gran victoria.
—Entonces ese ya es un gran avance.
—Gracias.
—¿Entendió eso de que el Barça es más que un club?
—Lo comprendí y me lo demostraron; eso es cierto. Comprendí que la afición es tremenda y que en la entidad se hacen cosas importantísimas para los futbolistas. No te dejan que te sientas solo. Venía de jugar en el Arsenal, que tiene una gran estructura, pero comprendí que la maquinaria del Barcelona es importantísima.
—¿Teme a la competencia?
—De entrada tiraré de tópico: de esa situación sólo puede salir beneficiado el equipo. Hay dos futbolistas por puesto y la pugna será grande. Además, hay varios jugadores para actuar ahí atrás, por delante del portero. No queda otra que batallar por el puesto.
—¿Quién era su ídolo de infancia?
—No soy mitómano, pero posiblemente me fijaba en Maldini. Siempre me gustó la manera de defender italiana.
—¿Juegan sus compañeros con ventaja para ser titulares?
—De entrada no creo, por ejemplo, que salga de inicio en la Supercopa ante el Sevilla en Tbilisi.
—¿Por qué dice eso?
—Sé que deberé estar intenso. Ellos, mis compañeros, parten con algo de ventaja y el entrenador los conoce muy bien.
—¿Y a usted no?
—Sí, claro, a mí también me conoce bien, pero ellos llevan más metidos los automatismos del equipo en la cabeza. Es algo normal.
—¿Nota ansiedad por jugar?
—Cero, aunque claro, me encanta jugar.
—¿Qué le dice Luis Enrique?
—El míster sabe qué hace y lo controla todo. Es verdad que él fue el que pidió que me ficharan y conoce bien qué puedo aportar, pero creo que la ventaja la tienen los otros. Pienso que ustedes, los medios y los aficionados, sólo me pudieron ver en acción en un par o tres de partidos con el Barça, pero el entrenador me vio entrenar todos los días que pude y no soy un desconocido para él.
—¿Por qué decidió operarse?
—Muchos creen que arrastraba la lesión del Mundial, la que me hice jugando ante Rusia, pero no fue así. Llegué a Barcelona muy ilusionado, pero físicamente tocado. Visité y pedí consejo a muchos especialistas. Todos me daban sus explicaciones. Trataba, como dije antes, de evitar el quirófano. Pero no pudo ser. Me ejercitaba, pero no había manera de coger el ritmo y la forma.
—¿Y no se desesperó?
—Hasta que decidí operarme.
—Durante ese tiempo que estuvo así, Leo Messi debió alegrarle las tardes, ¿no?
—(Ríe). No sé si hay alguna solución para frenarle. No sé qué hace más rápido, si pensar o ejecutar.
—¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de Messi?
—No podría decírselo, pero no olvidaré el día que jugando con el Arsenal nos hizo cuatro goles en ¡20 minutos! Nos habíamos adelantado con un gol de Bendtner y creíamos que era posible conquistar el Camp Nou… Lo dejamos estar al descanso.
—Y si a Leo le sumas a Suárez y Neymar…
—Posiblemente no duermas si al día siguiente debes defenderlos. No sabe el lujo que es tenerlos con nosotros.
—¿Lujo o descanso?
—Las dos cosas.
—¿Le fue sencillo entrar en el sistema de juego?
—La suerte me acompañó al poder jugar en mi vida en clubes como el Ajax o el Arsenal. Esos equipos actúan como el Barça, a 40 metros de tu portería. Defender así no es sencillo en ningún lado, pero en el Barça menos.
—¿Cómo es Wenger?
—Tiene un ojo para detectar talento; es muy bueno.
—¿Qué le parece la Liga?
—Interesantísima. Jugando para el Barça ves que sólo algunos equipos son atrevidos y debes encontrar soluciones para desbloquear los partidos. En la Premier cada fin de semana hay una sorpresa por cómo se juega a los grandes.
—¿España es una carrera entre Barça y Madrid?
—No, para nada. Sevilla, Atlético, Valencia, etc… son equipos que te pueden complicar la vida. El curso pasado podríamos haber perdido los dos partidos ante el Valencia.
—¿Teme a Cristiano?
—Es otro atacante descomunal e importante para ellos.
—¿Jugó ante él en la Premier?
—No. Justo se fue él al Madrid, el Arsenal me fichó.
—¿Piensa que Bélgica es favorita a todo?
—Muchos lo dicen y soy realista: tenemos un gran equipo con jugadores importantísimos actuando en grandes equipos. Hay mucha clase y calidad.
—¿Dónde está el éxito?
—En que las hornadas de jugadores y en la integración. Muchos de los jugadores o hablan flamenco o francés. Quisieron enfrentarnos, pero no lo lograron.