Tigres no encontró las ideas ni el futbol para romper el cerco de River Plate y empató sin goles en el partido de ida de la final de la edición 2015 de la Copa Libertadores de América.
En el duelo más importante de su historia, el equipo de Ricardo Ferretti cayó en el juego de roce físico de los argentinos, que viajan con ventaja al Monumental, donde se han coronado en dos ocasiones en este torneo (1986 y 1996).
River se plantó en la cancha del Universitario con autoridad desde el minuto incial e incomodó las salidas y el juego de toque de Tigres. De los botines de Viudez salió la primera jugada de peligro del encuentro (7’), cuando el uruguayo lanzó un tiro libre desde la izquierda que Nahuel Guzmán alcanzó a mandar al córner.
Marcelo Gallardo y su cuerpo técnico estudiaron a la perfección a Tigres y amontonaron mucha gente en la media cancha, con Ponzio y el charrúa Sánchez ordenando la parte baja de su cuadro y lanzando balonazos a Mora y Alario.
A diferencia de la serie contra Internacional de Porto Alegre, sobre todo en el partido de vuelta, el equipo de Ferretti no pudo aprovechar las bandas. Con Aquino lesionado, las llegadas de Tigres por la izquierda fueron esporádicas.
Por la banda contraria, Jürgen Damm no pudo desbordar como contra los brasileños, sin embargo, las dos llegadas claras de los universitarios las generó el ex jugador del Pachuca, que sacó un centro que desvió Vangioni y se estrelló en el larguero del arco de Barovero (17’) y dos minutos más tarde un servicio que Sóbis conectó con la cabeza y terminó en las manos del arquero argentino.
Además del orden que mostraron, los argentinos envolvieron a Tigres en un juego excesivamente físico y cortado, con muchas faltas, algunas de ellas fuertes, que el juez paraguayo Antonio Arias dejó correr.
Un desconocido y desconcentrado Gignac, Sóbis y hasta el habilidoso Damm cayeron en el juego de River. El francés pasó completamente inadvertido, salvo su duelo de codazos y empujones con Maidana, el mejor hombre del cuadro de la banda. Al brasileño, Arias le perdonó la segunda amarilla por una plancha sobre Ponzio, cuando ya tenía cartón amarillo por reclamar, y Damm se salvó de la expulsión por un codazo sobre Funes Mori.
Gallardo, que se fue expulsado a los 72’ por protestar una falta en media cancha, realizó dos movimientos preventivos al entretiempo. Sacó a los uruguayos Viudez y Mora por molestias musculares e ingresó a Bertolo y al ‘Piti’ Martínez, inéditos en el complemento.
La jugada más clara para Tigres en la segunda parte llegó desde los botines de Juninho, que en el cobro de un tiro libre exigió la estirada de Barovero, que desvió a córner (78’).
Cinco minutos después, Damm se perdió otra clara oportunidad al realizar un regate de más, cuando Barovero ya estaba en el suelo.
La final quedó abierta para la vuelta. Con la obligación de coronarse ante su gente, River recibirá a Tigres el próximo 5 de agosto, con Marcelo Gallardo en la tribuna junto a Gabriel Mercado, que se perderá el juego definitivo por exceso de cartones amarillos.