Ricky Rubio tenía nueve años cuando Andre Miller debutó en la NBA con Cleveland Cavaliers, que le dio el número 8 del draft de 1999. Ahora ambos jugarán juntos porque Minnesota Timberwolves llegó a un acuerdo por una temporada con Miller, que ahora tiene 39 años y cumplirá 40 en marzo. Será el octavo equipo (tras Cavaliers, Clippers, Nuggets, Sixers, Blazers, Wizards y Kings) para un excelente base que ha alargado su carrera a base de compensar con conocimiento del juego su visible falta de explosividad física. Ricky tendrá un base de garantías con el que (recuerdo: todavía 24 años) seguir aprendiendo el oficio y Zach Lavine podrá jugar más minutos sin el balón en sus manos, momento en el que sus defectos (y su juventud: 20 años) se hacen especialmente visibles.
Miller (16 temporadas hasta ahora en la NBA con medias de 12,8 puntos y 6,7 asistencias) podrá ejercer también de maestro del rookie Tyus Jones, otra de las nuevas piezas jóvenes que se suman al prometedor proyecto de unos Wolves vertebrados a partir de ahora a través del eje Ricky-Wiggins-Towns. Miller compartirá equipo además con Kevin Garnett, que nació exactamente dos meses más tarde que él (19 de mayo de 1976, también 39 años).
En el otro movimiento de un mercado en el que cada vez quedan menos peces sin pescar, los Rockets añadieron otra pieza a su roster con la llegada de Chuck Hayes, que firmará un contrato sólo parcialmente garantizado por el mínimo de veterano. Hayes tiene ya 32 años y jugó en Houston entre 2006 y 2011 antes de pasar por Sacramento y Toronto, donde la pasada temporada jugó 29 partidos con apenas 8,8 minutos en pista (1,7 puntos, 1,8 rebotes).