Un récord del mundo, el de Sarah Sjöstrom en los 100 mariposa (55.74), otro récord de Europa, a cargo nuevamente de Katinka Hosszu en los 200 estilos (2:06.84), y las primeras finales y medallas en el estreno del Mundial de Kazán, que dejó pocas sorpresas más allá del relevo estadounidense de 4x100 libre, bronce en categoría femenina y apeado de la final por primera vez en la historia en categoría masculina.
La primera medalla de oro de estos Mundiales se la colgó el chino Sun Yang, que reaparecía en una competición internacional después de una sanción por dopaje. Tan dominador como de costumbre, nadando solo dos segundos por encima del récord del mundo del alemán Paul Biedermann (3:42.58), superó en los últimos 50 metros al genial británico James Guy, de solo 19 años, que le aguantó el tirón hasta el viraje final (3:43.75).
Los últimos 100 metros de Yang fueron espectaculares. Su aceleración quedó patente: nadó por debajo de 28 segundos los dos últimos 50, cuando todos sus rivales mantenían el ritmo. El control del chino en esta prueba le hace seguir siendo el rey del fondo, y ya lleva tres Mundiales consecutivos rascando chapa. El bronce se lo colgó el canadiense Ryan Cocharne, inagotable también, sombra siempre de Yang (3:44.59).
De los 400 masculinos a los femeninos dista únicamente cambiar el nombre al protagonista, porque la carrera fue por los mismos derroteros. Katie Ledecky, para ser más exactos, tiene un dominio sobre la prueba como el que tenía Yang antes de Barcelona 2013. La emoción de la carrera no está en saber si ganará, sino en ver si será capaz de batir el récord del mundo. Y a punto estuvo la estadounidense de lograrlo, pues se quedó a menos de un segundo (3:59.13, récord de los Campeonatos). Acostumbrada a nadar sola toda la prueba, la plata fue para la holandesa Van Rouwendaal y el bronce para la australiana Ashwood, que estableció un nuevo récord de Oceanía (4:03.34).
La jornada de finales, la primera en el repleto Kazán Arena, se cerró con dos pruebas vibrantes, de lo mejor de la natación en su programa mundial. Los relevos (4x100 libre) aúnan la emoción de la natación y el carácter de equipo, una mezcla explosiva. Si a eso le añades que Rusia, en categoría masculina, es candidata al oro, da como resultado una bombonera más que una piscina, fábrica de emociones en la grada y a pie de piscina. Pero los ánimos solo sirvieron para concederle la plata a un país que cayó ante la fuerza francesa.
Revalidaron el título los galos, en una prueba formidable en la que Fabien Gilot, el tercer relevista, fue el hombre clave. Con ventaja para los franceses antes de esa posta, se lanzó Gilot acompañado por Morozov en el lado ruso. Aguantar sus martilleos no está al alcance de muchos nadadores, pero el francés sudó para mantener esa primera posición y marcó el mejor tiempo de su equipo. La resistencia francesa les sirvió la victoria (3:10.74), por delante del equipo ruso (3:11.19) y de Italia (3:12.53). La final contó con la histórica noticia de la no participación de Estados Unidos, ya que por la mañana quedó eliminado, circunstancia que nunca había ocurrido en la historia.
No fue una jornada provechosa para los relevos americanos. Las chicas se colgaron el bronce al sucumbir ante Australia (3:31.48) y Holanda (3:33.67). Missy Franklin arranca con un bronce, aunque centrará todos sus esfuerzos en las pruebas individuales.