Ayer debía ser un día importante en la 34ª Copa del Rey Mapfre ya que el Rey Felipe VI debía competir por vez primera a bordo del 'nuevo' Corel 35 Aifos de la Armada Española y también se esperaba que el veterano arador de 84 años, Jacinto Rodríguez, lo hiciese a bordo del Tp52 Duende después de haber sido salvado en la mañana del sábado tras caer por la borda de su barco a la altura de Dragonera.
Pero ninguno de los dos lo hizo ya que el monarca llegó al Club Náutico de Palma alrededor de las once la mañana y departió con varias personas que acudieron a recibirle a la entrada.
Posteriormente, subió a la zona privada de la primera planta del recinto y poco después llegaba allí Jacinto Rodríguez, acompañado por el presidente de la entidad, Javier Sanz.
El monarca se fundió en un cálido abrazo con el armador barcelonés que estaba junto a su esposa, Inés Mansilla y departió con él varios minutos.
Tras hablar con Rodríguez, el Rey bajó al pantalán donde estaba el Aifos y habló con los tripulantes. Seguramente les explicó que su apretada agenda le impedía navegar ayer y hoy, pero que lo que hará el miércoles.
Mientras, Jacinto Rodríguez se reunía con la tripulación del Duende y se decidía no competir y sacar el barco para llevarlo al astillero. Las condiciones del mar cuando el cayó al mar y la embarcación quedó a la deriva provocó que el impacto del fuerte oleaje sobre el casco causase la deslaminación del mismo.
Aún no se conoce el alcance de los daños, pero esperaban navegar hoy.
Rodríguez, como siempre, estuvo junto a sus chicos y explicó que: "Estoy muy contento porque el Rey me ha preguntado como estaba y me ha dado ánimos para seguir adelante".
En la cara y la frente del patrón se notaban los golpes que provocaron la caída al mar y que también golpeó a su pierna izquierda.
Inés, su mujer, explicaba que: "Ya veremos si el barco estará mañana (por hoy), pero Jacinto está muy cansado y dolorido".