Blackpool acogió una cita decisiva para la lucha libre en las Islas Británicas hace ahora casi un año. El 14 y 15 de enero, un torneo constituyó al primer Campeón de Reino Unido WWE, abriendo la puerta a una división propia con su respectivo programa, aunque esto aún sigue en el aire. Quizá la exposición de talentos de UK fue finalmente más reducida de lo que se esperaba, pero no ha evitado que dos luchadores se roben todas las miradas cada vez que han pisado un ring: Pete Dunne y Tyler Bate.
Porque aunque dentro de la programación oficial de WWE sus luchas se puedan contar con los dedos de una mano, las tres en las que se han enfrentado, a juicio de un servidor, están dentro de lo mejor del producto McMahon en 2017. Y para hacer simetría numérica, ofrezco aquí tres razones para considerarlos los MVP del año.
Fight Forever!
Lo primero es la salsa de la lucha libre, los combates, y estos dos ingleses han trazado un tríptico a la altura del realizado por AJ Styles y John Cena durante 2016-2017. Incluso me atrevo a afirmar que mejor, porque su último lienzo, visto esta semana en NXT, supuso un colofón sublime. Dunne y Bate fueron capaces de innovar, evitando ofrecer un festival de movidas finales, como sí sucedió con el Styles-Cena de Royal Rumble. 23 minutos de contienda donde ningún golpe estuvo de relleno, y que hizo que la duración del episodio del show amarillo se extendiera más allá de lo habitual. Pese a que el público del Full Sail estuvo un tanto apagado, en los compases finales mostró su reconocimiento por el inmenso estelar de la noche. Sin embargo, faltó el cántico de “Fight Forever!”, porque con los ingleses se recupera esa sensación que sólo se da entre ciertos rivales, cuya química parece ir más allá de toda lógica.
All The Young Punks
Sumando las edades de Dunne (24) y Bate (20), la cifra no supera las primaveras con las que cuenta Big Show (45). Así de insultante es su juventud, y así lo pregonó Mauro Ranallo durante el citado último duelo entre ellos: “Hemos sido testigos del futuro de este negocio”. Pocas veces unos gladiadores demostraron tamaña desenvoltura y madurez en su primera temporada bajo los grandes focos, considerando que un año atrás sólo luchaban para públicos de 300 o 400 personas, y por supuesto, sin cámaras de por medio. Por eso el mérito es doble, y ofrece aún más motivos de cara a que WWE acabe de completar un cambio de ciclo que ya creo se alarga demasiado. Para no perder costumbre, NXT se erige de nuevo en adalid de los cambios en la compañía. Primero fue la Revolución Femenil, y ahora sirve de principal (y casi único) escaparate para la Revolución UK.
God Save UK
Un gran evento al otro lado del Atlántico parece ser el último objetivo de todo este impulso. ¿Por qué no una WrestleMania? WWE tiene siempre presente el espíritu de British Bulldog aquel 29 de agosto del 92 en el estadio de Wembley. De alguna manera, Dunne y Bate son el resultado final de años y años de grandes nombres, desde Davey Boy hasta Wade Barrett, cuya calidad nunca fue completamente premiada del todo. Imposible saber si algún día veremos a esta nueva ola estelarizar un importante PPV, pero de momento, la gran salud de promociones como Insane Championship Wrestling ya ha hecho que Vince McMahon se plantee la inclusión de la escena indy en WWE Network, algo impensable hace apenas un lustro. No es casualidad que varios de los luchadores más codiciados en la actualidad procedan de aquel panorama, como Zack Sabre Jr., Will Ospreay, o Marty Scurll.