La afición que se congregó en el Shanghai Stadium aplaudió a rabiar a Fernando Torres cuando saltó al terreno de juego en el descanso. Cuando por los videomarcadores del estadio se anunció la entrada del Niño, los aficionados se volvieron locos. Y más aún cuando el delantero rojiblanco anotó el tercer gol rojiblanco. Entonces la gente lo celebró como si hubiera marcado su propio equipo. Más aún.
Los cerca de 1.000 aficionados chinos del Atlético se colocaron enfrente de la grada de preferencia. “El gran presidente Jesús Gil, el gran capitán Luis Aragonés”. Eso se leía en la enorme pancarta que desplegaron en esa zona y que ya mostraron en el entrenamiento previo al encuentro. Muchos llevaban camisetas del Atlético y la mayoría de Fernando Torres. Se veía también una camiseta de Fernando Torres con el Liverpool. Los aficionados locales lamentaron que el Niño no hiciera el segundo gol en una clara ocasión y cada vez que tocaba la pelota se escuchaba un murmullo de admiración. Fuera del estadio, mientras tanto, unas jóvenes vendían merchandising rojiblanco, camisetas del Niño, del Jefe Grizzi, de Gabi, de Koke... La entrada de Xu Xin propició también muchos aplausos, pero el gran protagonista del partido había sido el Niño. Perseguido, adorado e idolatrado hasta límites insospechados, Fernando Torres pudo marcar un gol para deleite de los seguidores chinos. Y para el suyo propio, pues Simeone sabe que este año, habiendo realizado la pretemporada desde el inicio, puede darle muchas alegrías al Atlético. En la gira asiática ya se las ha dado, en el campo y fuera de él. La presencia de Torres ha multiplicado el interés de la presencia colchonera.