Mucho tiene que mejorar el Levante sino quiere volver a pasarlo mal como el curso anterior. El equipo de Lucas no deja de ser una copia (con parches) de la temporada pasada... y le falta medio equipo por hacer en la recta final antes de que empiece lo bueno. Todo lo contrario que el Villarreal, al que también le falta alguna pieza concreta pero que tiene la maquinaria perfectamente engrasada y rodada del año pasado y donde juegue quien juegue maneja a la perfección los tiempos y el escenario.
Marcelino se tomó lo de amistoso al pie de la letra. Planteó el partido con un once con pocos habituales y que poco tendrá que ver con el que dispute la primera jornada de Liga. Y aún con eso le dio para, no bailar, pero sí dominar sin problemas a un Levante que sigue buscando su brújula, su norte y su estilo. La apuesta por los tres centrales (Simao incluido, porque tampoco hay más) de Lucas sigue a años luz de lo que pasa por la cabeza del técnico. Pocos mimbres. Y sin tiros a puerta en toda la primera mitad. Verde, verde, por ahora. Y la Liga empieza en apenas dos semanas.
La cantera amarilla se impuso a la granota. De primeras, Aleix (pretendido por el Manchester City) conectó en un pase de 40 metros con Alfonso Pedraza que ganó la espalda a los centrales azulgranas, se adentró en el área y batió a Rubén. A los de Marcelino aún les dio tiempo de pedir un penalti sobre Jonathan Pereira que el árbitro ignoró, de la misma manera que cortó un contraataque del Submarino cuando tres de sus integrantes se iban cara a puerta en el 45' recién cumplido.
Tras el descanso Marcelino siguió a lo suyo: juventud con Nahuel, Íñiguez, Rodri... mientras el Levante buscaba algo que llevarse a la boca. Morales probó con una internada de las suyas pero se encontró con Barbosa. Igual que Navarro al que el meta sacó una prodigiosa mano a bocajarro tras un cabezazo de Deyverson al larguero en un córner. Alcaraz lo intentaba tirando de Roger y Rubén, pero tampoco. Los minutos se hicieron eternos, con gol de Nahuel incluido, hasta el final de un partido que no sirvió ni para una presentación digna de un equipo de Primera.