La exigencia de los patrocinadores de la FIFA de crear una comisión de investigación independiente para depurar la corrupción del organismo ha tenido una respuesta rápida. La FIFA le ha ofrecido el puesto de presidente de la comisión al un exdirector general del Comité Olímpico Internacional (COI), Francois Carrard, que ha solicitado “unos días para madurar el ofrecimiento antes de tomar una decisión”.
A Carrard se le considera un hombre próximo a Blatter. Han trabajado juntos en el COI y siempre han estado en sintonía. Carrard fue uno de los primeros en salir en defensa de Blatter tras la renuncia del aún presidente de la FIFA. Pareció leerle el pensamiento: “Blatter no ha dimitido, simplemente ha pedido tiempo muerto. Elegirá el día para marcharse, y no me extrañaría nada que lo hiciera no antes de marzo de 2016, ya con 80 años cumplidos”. Se equivocó por pocos días. 72 horas después de esa declaración, Blatter convocó elecciones para su sucesión para el 26 de febrero próximo, justo dos semanas antes de convertirse en octogenario.
Pero al margen de su amistad, lo que choca de la elección del abogado suizo (Carrard tiene despacho en Lausana y ha colaborado con asuntos de la FIFA) es que Francois Carrard fue el director general del COI entre 1989 y 2003, una etapa en la que este organismo también tuvo serios problemas de corrupción y precisamente por la compra de votos para elegir a las ciudades sede.
La cuestión ahora, dando por supuesto que Carrard aceptará el cargo para presidir la comisión de investigación, es si funcionará como lo ha hecho la de Ética, que terminó con un enfrentamiento entre sus copresidentes, Joachim Eckert y Michael García.