Cuando Yoel Romero cumplió 20 años, ya conocía medio mundo. Había viajado por todas partes representando a Cuba como luchador. A pesar de que esto siempre lo llenó de orgullo, la desilusión era inevitable cuando llegaba a casa: las comparaciones lo carcomían.
Mientras sus compañeros podían soñar con comprarse un auto nuevo o acceder a educación alternativa, el isleño no podía siquiera tener acceso a la televisión por cable. Esto lo hizo reflexionar sobre su futuro y tomó una decisión que cambió su vida por completo.
En el 2005, decidió abandonar el Caribe. Aprovechó un torneo en Alemania y desertó. Desde entones, no ha podido volver a estar con su familia.
Lejos de caer en depresión, fue esa libertad que nunca había tenido la que le dio la posibilidad de conocer su verdadera pasión a los 32 años. Debutó en la jaula y no tardó mucho en ser convocado por la UFC.
Yoel Romero ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. (Getty)
Todo valió la pena
Desde e que pisó el octágono ya han pasado cinco años, en los que Yoel Romero se ha convertido en una verdadera amenazada en la categoría de peso medio. Ayer en la madrugada lo confirmó.
Con solo dos semanas de preparación y sin la posibilidad de tener el título interino -no llegó al peso de 84 kg.-, noqueó al excampeón Luke Rockhold en el tercer round. Celebró sin el cinturón, pero no por mucho.
Después de una destacada actuación, es el primero en línea para pelear por el título. Y nada menos que contra Robert Whittaker, el único que ha podido vencer al ‘Soldado de Dios’ en la UFC.
El enfrentamiento se llevará a cabo cuando ambos se recuperen de sus respectivas lesiones (ver clip). Se espera sea antes de abril, fecha en la que Romero cumple 41 años.
De cobrarse la revancha, el cubano haría historia: sería el campeón más veterano en la compañía. Definitivamente, la isla era muy pequeña para él.
Yoel Romero perdió ante Robert Whittaker en julio pasado. (Getty)