El Confidente X ha amanecido nervioso. Deja a sus hijos en el colegio y para en el bar de siempre a tomar un café. En la barra hay dos personas con las que coincide todos los días. Leen el AS. Hablan de él. "Me han dado los nervios, pero luego se han acercado y me han metido en la conversación sobre el Confidente X. Si les llego a decir que soy yo se desmayan".
El sábado no hay cole. Ese trance que se ahorra X. Hoy cuenta cómo se repartían los sobornos entre los dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol.
"Me dieron un millón en efectivo, en dólares y una lista con iniciales y cifras. Me fui al hotel Yacht&Golf Club de Asunción y, como me habían ordenado, empecé a hacer el reparto del dinero entre los miembros que en esa época comandaban la CONMEBOL. Le entregué dinero a Julio Grondona, Esquivel, Osuna, De Luca... Llamaba a la puerta de su habitación y les entregaba el sobre que previamente había preparado con la cantidad que cada uno tenía asignada. Algunos lo contaban y otros ni siquiera eso. Ni me miraban a los ojos. Cerraban la puerta y yo iba camino del siguiente cuarto, siguiendo el orden establecido en la lista. No todos cobraban lo mismo. Había sobornos más gruesos y otros de menos dólares".
Cuenta X que la escena se vivió durante un Congreso de la CONMEBOL en Paraguay. Según la web de la propia institución, las facultades de su Congreso son: afiliar, desafiliar y reincorporar miembros ; dictar, modificar e interpretar el Estatuto; resolver cuestiones que se susciten entre las instituciones afiliadas; elegir a los miembros del Comité Ejecutivo, a los Representantes en la FIFA y al Presidente de la Comisión de Finanzas". Total, nada.
El asunto es que hacer de mula de los dólares no le hacía ninguna gracia al Confidente X, que decidió plantarse. "No era recomendable pasearse por las calles de Asunción con un maletín lleno de dinero, sólo y sin protección. Me sentía en peligro. Fue cuando decidí pedir el traslado, que me asignaran otro trabajo. Pero no sentó bien. Lo dije y comenzaron los problemas, la presión, los seguimientos, la vigilancia". Se sintió amenazado y puso tierra de por medio.
La propia FIFA ya sospechaba de los manejos de la CONMEBOL. En un informe publicado por la institución el 29 de abril de 2013, firmado por el juez de ética e integridad, el alemán Joachim Eckert (que terminó discutiendo con el fiscal norteamericano Michael García por negarse a publicar íntegro el ‘Informe García’), se lee textualmente: "Del dinero que pasó por el grupo ISMM/ISL, existe la certeza de que se desviaron cantidades considerables hacia el expresidente de la FIFA, Joao Havelange y su yerno, Ricardo Teixeira, así como al Dr. Nicolás Leoz, sin que pueda demostrarse que se haya prestado servicio alguno por ello. Estos pagos también se llevaron a cabo mediante empresas ficticias con el fin de encubrir a los verdaderos destinatarios y deben clasificarse como ‘comisiones’, conocidas hoy como sobornos". Más claro, agua.
El Confidente X afirma que se asustó “cuando comprobé que la mecánica de los sobornos estaba institucionalizada, asumida por todos. Para ellos, para esa gente, era normal extraer el dinero y llevarlo sin custodia para pagar las coimas (sobornos). La mecánica era sacar el dinero de la cuenta de la CONMEBOL, la 1280/7, y distribuirlo según la lista preseleccionada. Eso sí, nadie firmaba un recibo. ¡No podían firmar el recibí de las coimas!”.
X confiesa que en alguna ocasión “pensé en coger el dinero, irme al aeropuerto y si te he visto no me acuerdo. Pero yo no soy como ellos”. Cumplía con su trabajo con profesionalidad y puntería.
Nicolás Leoz sigue en arresto domiciliario en su casa de Luque, en Asunción (Paraguay). Ayer se intensificó la vigilancia policial en las puertas de su hacienda. El gobierno de Paraguay ha iniciado los trámites para la extradición del exnúmero 2 de la FIFA, a petición de la Fiscalía de Estados Unidos. El Confidente X quiere mantenerse en el anonimato. "Tengo miedo de declarar, pero no por contar lo que sé, más bien por lo que me pueda pasar después. Que me perdone la fiscal norteamericana, pero en mi miedo mando yo".