No es raro ver a luchadores en la WWE con tatuajes y piercings por todo el cuerpo. Y no es una cuestión de la época pues incluso en los 90s, hubo más personajes con estas características. Matt Bloom fue quizás el más famoso.
En dicha década, Bloom consiguió bastante notoriedad en la WWE por sus atrevidos movimientos. Sin embargo, uno de ellos casi le cuesta una tetilla.
Este luchador tenía perforaciones en varias partes del cuerpo. La mayoría estaba debajo de su vestuario, pero durante una pelea, sufrió un desgarro. La joya se atracó con su ropa y se desprendió.
Esto le causó gran dolor, pero trató de disimularlo sobre el ring. Una vez en los vestidores, vio el terrible escenario y se vio forzado a sacárselo.
Matt Bloom estuvo bastante activo en la WWE hasta el 2004. Desde entonces, ha probado suerte en diferentes empresas de lucha libre, pero regresó en el 2012. Desde entonces, trabaja como un embajador.