El Bilbao Athletic dio un paso de gigante en San Mamés para regresar a Segunda A dos décadas después. Dos goles de oportunista de su ariete Gorka Santamaría dejan contra las cuerdas a un Cádiz ramplón, que sólo tiró con todo en los últimos diez minutos. Una sola intervención del meta Remiro, a disparo de Migue García, fue toda su pólvora en un San Mamés con ambiente de Primera, que espoleó a sus cachorros para irse hacia arriba y luego les ayudó cuando estaban tiesos para aguantar el resultado.
Es verdad que queda la vuelta, en un Ramón de Carranza que será un polvorín, pero los de Ziganda ya tienen clara la misión: hacer un gol allí para que los amarillos necesiten cuatro.
Al Cádiz pareció superarle la trascendencia del partido desde el principio. Apenas amagó con un disparo de Juan Villar y a partir de ahí quedó a merced de los locales, mucho mejores con balón, sin él y en agresividad. Partiendo de la imaginación de su mediapunta, un Néstor Salinas con aires de Valerón que anda buscando su regularidad, el Bilbao Athletic campó a sus anchas en la primera mitad.
De estrategia. El 1-0, que los de Claudio acusaron como una losa, llegó un córner ensayado. Lekue soltó un derechazo desde la frontal, Aulestia no sujetó el golpeo y Santamaría, pillo del área, mandó la pelota a la red entrando desde atrás. Los andaluces no se levantaron y encajaron seguido el segundo mazazo. Vino tras un jugadón entre Salinas y el zurdo Seguin, extremo de seda. Su centro encontró otra vez a Santamaría, más rápido que su central. Lleva 18 goles a la sombra de Williams y Guillermo.
A Claudio se lo comían los demonios y reparó la vía que tenía en el costado izquierdo con un cambio rápido para frenar a Lekue. El Bilbao Athletic no perdió la posesión hasta que no apàrecieron el cansancio y el herido Cádiz, que con amor propio le acorraló al final. Migue tuvo el 2-1, pero hubiese sido injusto para el fútbol que propusieron uno y otro.