La USGA (Federación Americana) logró endurecer más Chambers Bay e hizo retroceder un golpe a los líderes del US Open y dejar a sólo ocho golfistas por debajo del par en los tres días que van de torneo. El grupo de cabeza, igualados en -4, lo componen cuatro hombres: Jordan Spieth, Jason Day, Dustin Johnson y Branden Grace. Cada uno tiene su historia.
Spieth era el que salía líder al día de movimiento y su putt de oro desentonó algo más que de costumbre en los hostiles greenes del links de Seattle. A sus 21 años, ha ganado en este 2015 el Masters de Augusta donde dio fe de su sangre fría en la jornada final. «Aquí todo es diferente, por la situación y por el campo», confesaba el de Dallas, que sabe que esta ante una «oportunidad única» para soñar con el Grand Slam.
El segundo candidato es Jason Day. El australiano sufrió vértigos al acabar su segunda vuelta y era duda su continuidad en el torneo. «Gracias a los doctores», decía Day, que parecía vulnerable durante los 18 hoyos de ayer, pero que, sin embargo, remontó hasta firmar una de las mejores vueltas del día (68). Ha dado muchos postes en majors. Este puede ser el suyo.
Y Dustin Johnson es el rey del juego largo. En su tercera vuelta, el estadounidense cogió 14 de 14 calles y tuvo una media de pegada de casi 300 metros. Una locura. DJ vuelve por sus fueros después de un 2014 oscuro, donde se pasó media temporada parado «por problemas personales». Si calibra bien su putter puede estar muy arriba, porque su juego se adapta al incomprendido Chambers Bay.
Y el sudafricano Branden Grace es el más novato en estas lides. Buen jugador del Circuito Europeo en el que ha ganado hasta seis torneos, nunca ha hecho un top-10 en un grande, pero es de los que no pierde la cara. Y en su favor juega que en el cono sur hay muchos campos similares al links de Seattle. Desde atrás, otro africaner como Oosthuizen llega con fuerza (-1).
Mucho tendrá que ver lo que tenga en mente Mike Davis, el preparador de campos de la USGA, que tantos quebraderos de cabeza se está llevando con Chambers Bay. A algunos le gusta, pero otros no lo tragan. Stenson llamó a sus greenes «brócoli», McIlroy matizó y los denominó «coliflor". Sergio García, que está en +5 contó: «Es como poner una final de la NBA en un campo con agujeros, cuestas y sin tableros en las canastas». Pero... para bien o para mal, Chambers Bay y sus invisibles (para muchos inexistentes) greenes dictarán sentencia.