El mundo de la lucha libre mexicana esta lleno de mitos e hitos, la magia que impregna a la lucha libre, llena de misterios y recuerdos añejos que se pierden entre hechos históricos y mentiras piadosas envuelven y dan ese valor extra a la diferencia de entender este deporte aquí a diferencia del resto del mundo.
Los luchadores no son sólo gladiadores de una especie de circo romano, como podría entenderse a la lucha libre en otros países como Japón o Estados Unidos, no, en México los luchadores son héroes, símbolos del bien que ejemplifican, en algunos casos, lo más puro del ser humano, están llenos de valores. Todo este mito que se esconde entre máscaras y capas se debe a la visión de gente como José G. Cruz, quien decidió hacer argumentos de cine e historietas donde los héroes y villanos eran los mismos gladiadores que uno podía ver en las arenas. Eran los años cincuentas, y con historias de ciencia ficción o algunas otras más realistas el cine de lucha libre comenzó a despuntar y a tener entre sus protagonistas a actores más relevantes, aunque con bajos presupuestos, convirtiendo al género en cine de culto.
Entre los grandes nombres de los actores que tomaron parte en el cine de luchadores destaca con letras mayúsculas el de Germán Robles, actor nacido en España, pero que tras la entronización del Franquismo emigró a nuestro país, donde fue aceptado como propio, y que con el paso del tiempo se convertiría en un gran actor, por sus facciones y el tono grave de su voz pronto fue requerido como actor de carácter tanto en radio como en teatro, y su paso al cine hacía finales de los cincuenta como el vampiro por excelencia, lo posicionaron en la época donde los films luchísticos comenzaron a producirse de manera indiscriminada.
Su primera actuación fue en La furia del ring (1961), donde personifica a Mario, quien es promotor de lucha libre y que quedó paralítico cuando asesinaron a su padre por no prestarse a arreglar luchas. Mario creció por el camino torcido y se convirtió en un manipulador promotor quien hace la vida de cuadritos a Pablo (Rafael Del Rio), su amigo de infancia que se enamoró de Yolanda (Luz María Aguilar), hermana de Mario. El conflicto se acrecenta cuando Pablo se ve envuelto en un accidente donde le quita la vida a otro luchador. Mario obliga a varios gladiadores a lastimar a Pablo, sin embargo, la nobleza de éste hace que sus colegas se le unan y se le revelen al promotor. Además de los mencionados, en el film participan varias de las estrellas de la lucha libre de ese entonces: los hermanos Shadow: Blue Demon y Black Shadow, René “el copetes” Guajardo, Gori Guerrero y el Cavernario Galindo, entre otros.
La siguiente película con trama luchística donde Robles participó fue una de la serie de Neutrón: Neutrón contra los asesinos del karate (1965). Quizá de las actuaciones más pobres del actor, donde personifica a Ivan, líder de una pandilla de karatecas (que terminan siendo una mezcla de humanos y máquinas robóticas) y que pretende adueñarse de una valiosa gema: “el diamante negro” único en su clase para poder ofrecerlo en muestra de su amor a Nora, una mujer que sólo aparece en fotografía. Wolf Rubinskis, quien personifica a Neutrón evita dicha fechoría. También formó parte de esta película el gladiador Fernando Osés.
Hacía 1974, Robles participó en “Los vampiros de Coyoacán” donde formó parte de un elenco muy robusto, por un lado Carlos López Moctezuma y la bella Sasha Montenegro, por el otro lado Mil Máscaras y Superzan encabezan la lista de luchadores, participando también el inolvidable Frankestein (Nathanael León), y con papeles más secundarios Mr. Tempest, Tony Salazar, El Greco y el inolvidable anunciador Picoro.
Una serie de sucesos un tanto cuanto extraños hacen que el doctor Thomas (López Moctezuma) se vea en la necesidad de pedir ayuda al Dr. Wells (Robles), quien es presentado al Mil y a Superzan como “especialista en lo sobrenatural”, aliándose con los gladiadores, Wells y Thomas logran desenredar una madeja de sucesos extraños que tienen enferma a la bella hija de Thomas, Nora (Montenegro), y que han ocasionado la muerte de varios inocentes, entre ellos el gladiador Mr. Tempest, y que todo apunta a la siniestra presencia del Barón Bradock. En esta ocasión Wells no es sólo una mente brillante al servicio del bien, si no que tiene que meter las manos a la hora de los catorrazos para apoyar a Mil Máscaras repeliendo vampiros enanos que los atacan en cierto momento del filme. La escena final, entre Wells, Superzan y Mil dan una lucha a muerte a más de una docena de seres transilvanos sólo auxiliados por fuego (elemento que Mil volverá a usar después cuando luche contra las momias en Guanajuato).
Además, Robles participó en otra película que si bien no es propiamente luchística sí sirvió para inspirar a un personaje luchístico, el paladín Rocambole, protagonizado en el cine por Julio Alemán y que sirve como imagen destacada de esta nota.
Hoy, 21 de noviembre, a las 6:00 falleció a los 86 años de edad. En paz descanse.